Se ha convertido en una verdad de perogrullo decir que la Policía es parte del problema de inseguridad que sufre y padece la sociedad dominicana, lo que explica que los ciudadanos le tengamos tan poca confianza. No podía ser de otra manera conocida la facilidad con que sus miembros entran en connivencia con aquellos a los que deben enfrentar, una realidad cotidiana con la que tiene que convivir mucha gente allá en nuestros barrios.
Puede leer: No se entiende
Y aunque se sabe que el gobierno está trabajando para cambiar a la Policía y la manera en que se relaciona con la población es mucho todavía lo que falta por hacer para que se note ese cambio, por lo que las quejas y denuncias de sus excesos y abusos siguen llegando a los periódicos y otros medios de comunicación. Pero no siempre son esos los motivos, y si no que le pregunten a comunitarios y religiosos de la Nueva Barquita, en Santo Domingo Norte, que ayer denunciaron que propietarios de negocios de expendio de bebidas alcohólicas a los que acusan de promover el desorden y la bebedera las 24 horas del día hicieron saltar del cargo al teniente coronel Enmanuel Dechamps López porque trató de imponer el orden y hacer que se respeten las normas de convivencia de la comunidad.
Los denunciantes, sin embargo, se mostraron confiados en que el presidente Luis Abinader ordenará revocar el traslado del oficial porque, según dicen, la seguridad ciudadana es su prioridad, una percepción que probablemente haya contribuido a crear el propio mandatario al involucrarse personalmente en el seguimiento, semana tras semana, de las acciones que ejecutan los organismos de seguridad de su gobierno para tratar de mantener a raya la delincuencia y la criminalidad.
Ojalá que se ponga atención a la denuncia que hacen comunitarios y religiosos de la Nueva Barquita, que necesitan volver a creer que la Policía está para imponer el orden y protegerlos, y no para ponerse al servicio de los enemigos de su tranquilidad.