Están contenidos en el “Catálogo de víctimas de la dictadura de Trujillo” que preparó el Archivo General de la Nación y que en pocos días estará a disposición de los interesados en su Sala de Usuarios.
Fue una labor en equipo que representó no solo identificar a los afectados que se encuentran en la documentación existente sino investigar sus casos después de la caída de Trujillo ya que a muchos no se les atribuyen las causas verdaderas de su apresamiento, condena inmolación o desaparición, como es el caso, por ejemplo, de Segundo Manuel Imbert Barreras, de quien se dice que fue condenado a 30 años de servicios públicos “por asesinato”.
El martirizado desafecto, asesinado y desaparecido tras el ajusticiamiento, figura en la entrada número 33 con estas anotaciones: “Contiene memorandos, oficios e informes. Originales y copias.- 1956-01-31/1956-09-01- 7 folios. DO AGN. Presidencia de la República /15680”.
Muchos familiares podrán encontrar información sobre sus parientes antitrujillistas a través de esta guía que remite a la documentación existente en la institución.
Los casos, en general, fueron extraídos de reportes, correspondencias, informes confidenciales, interrogatorios y otros oficios procedentes del Ejército Nacional, la Presidencia de la República, Procuraduría General de la República, Secretaría de Estado de Interior y Policía, la prensa nacional e internacional. La mayoría pertenece a la Presidencia de la República.
Hay registros integrados por centenares de nombres, como los relacionados con las expediciones de Cayo Confites y de Constanza, Maimón y Estero Hondo, los presos e indultados del Movimiento Revolucionario 14 de Junio o los relativos a las reclamaciones por terrenos expropiados, recogidos de las listas de 1962 que llegaban a la Presidencia ya decapitada la tiranía.
Los apresados, torturados, condenados, deportados, sentenciados, muchos de los cuales después fueron asesinados, eran acusados de comunistas, de repartir propaganda de esa doctrina, participar en conspiraciones, reclamar mejores condiciones para los presos, distribuir panfletos subversivos.
También por rebelión, expresarse en contra del gobierno, “delito contra la paz pública y el orden del Estado”, por celebrar “reuniones sospechosas”, enviar cartas anónimas “al jefe”, ser familiares de desafectos, escribir letreros contra el generalísimo, ser anarquistas, atentar contra la seguridad del Estado, incitar a los ciudadanos a alterar el orden, por tentativa de salida clandestina, por “excitar a armarse”.
Además, por “agrupación de tendencia inconstitucional”, “atentar contra la paz” o haber dado asilo diplomático a opositores como fue el caso de Gilberto Morillo Soto, destituido del cargo de embajador de la República Dominicana en Guatemala, quien acogió en esa sede “al comunista Roberto Barrios Peña en violación a las normas dominicanas en la materia”.
En archivos de Interior y Policía figura un expediente relacionado con el hallazgo de un escrito en contra de Trujillo en una caja de cartón destinada a Modesto Aróstegui Acevedo y sobre este hecho hay dos folios.
Por “actividad sospechosa” se cita a Carmen Pagán, “procedente de Puerto Rico, quien trajo una carta a Ana S. viuda Hernández, enviada por Sergio del Toro S. “en la que le solicitaba dinero”.
En 1958 se abrió una investigación en el liceo secundario Ercilia Pepín por “rasgadura a un cuadro al óleo de Trujillo colocado en el salón de actos”.
A Armando Aponte lo acusaron, en otro orden, por sospechar que fue el autor de letreros subversivos que aparecieron en San Francisco de Macorís.
Son múltiples las cartas de padres pidiendo perdón a Trujillo por las actuaciones políticas de sus hijos o solicitándole que los libere de prisión.
Hay muchos condenados por negarse a inscribirse en el Servicio Militar Obligatorio como fueron los casos de Ramón García, Alejandro Contreras, Obdulio Contreras, Anastacio Galván y Juan María Contreras.
Innumerables son las sentencias contra los Testigos de Jehová. En 1952 fueron castigados Rafael Glass Mejía, León Glass Mejía, Valentín Glass Mejía, Francisco Madera Cabral y Demetrio Tomás Basset, miembros de esta “secta religiosa”. De 1958 es un expediente que trata sobre “la propaganda realizada por testigos de Jehová en Haití, en la cual denuncian que en la República Dominicana tienen encarcelados a un gran número de personas pertenecientes a dicha religión por no renunciar a sus creencias”.
Y así infinidad de nombres y causas para justificar los atropellos, imposibles de enumerar por cuantiosos, ya que el Catálogo abarca desde 1930 a 1962.
Extranjeros.- Son muchos los extranjeros que fueron víctimas del régimen y que pocos conocen. Entre estos están Roque Méndez Quiroz, español; Apostolos Dedeyiloglou, griego; Bernardo Ubicio Cívico, alias Benny Montesinos, cubano; Mark Innocent Cyprien Andre, alias Marcos Andrés, inglés; Elmo Scott Wodd, norteamericano; Juana Sonia Saavedra Valdés, cubana, y los “haitianos comunistas” Manuel Rosario, José Lague, Hesus Nonon, Sempié Toussaint, Paul Herbe, así como el danés Jemes Ysbmael Edmord Hermessy, por diferentes situaciones políticas contrarias al trujillato.
Garantizar el acceso-. El historiador Teodoro Viola, director del departamento de Descripción del AGN, cuyos integrantes elaboraron el Catálogo, declaró que esta iniciativa obedece a una política de ese organismo “de garantizar el acceso a documentos con valor histórico, científico, cultural”, con el fin “de posibilitar el análisis, el debate sobre asuntos nodales de la dinámica dominicana en el periodo 1930-1961”.
Significó que este inventario es “una fuente importante, con un valor pedagógico para la reorientación de la enseñanza de la historia” de ese momento.
“Esta es una fase, agregó, pero de ese mismo periodo van a surgir otras, este es solo un inicio que remite a otras líneas de investigación”.
En la obra también se incorporaron fotos de víctimas, de las cuales se reproducen algunas en este trabajo.