¿Por qué?

¿Por qué?

Elvira Lora

La pregunta de la razón es quintaesencial en la argumentación de las pioneras del feminismo iberoamericano y sus aliados hace ya una centuria. En aquella búsqueda de las causas de las opresiones, las periodistas feministas exploran profundamente los contextos sociales, políticos y económicos que provocan en las mujeres de esa época una inexistencia, pese a que existían… sobrevivían.

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¿Por qué?, la cuestión fundamental de la toma de conciencia del sujeto mujer es utilizada por la directora de la revista “La mujer del siglo XX”, la puertorriqueña Mercedes Solá y Rodríguez en 1923 para desenmascarar los tutelajes de sujeción de las féminas “a los amos” de la patria potestad legitimados por los códigos. Aquel destino, aquella respuesta de la razón patriarcal, extralimita lo humano y tal vez solo Dios, indica la escritora y periodista, podría saber las respuestas causales:

La mujer debe ocupar el puesto que le toca en la sociedad. Despreciando prejuicios y nutriendo su inteligencia, debe y tiene la obligación imprescindible de aspirar a prepararse de modo a quedar completamente extraña a la especie de tutelaje a que se la tiene uncida -como un carro al hombre- por los códigos; ¿por qué, sabe Dios, está sujeta a una falange de amos?

En 1924, el periodista francomacorisano Luis Romance se pregunta -con tipografía en mayúsculas en señal de grito-: “¿POR QUÉ NO PUEDEN ELLAS ELEGIR A LOS QUE VAN A HACER LAS LEYES, QUE MÁS TARDE ELLAS VAN A OBEDECER?”. Es un por qué iniciático de las narrativas de la emancipación y otorgación de la ciudadanía a las dominicanas. Romance es uno de los primeros en profundizar razones y colocar la solicitud en el contexto de una nueva constitución y la concesión del derecho vindicado:

(…) Para acercarnos más a la completa civilización, la primera enmienda a la constitución por el próximo congreso debe ser: CONCEDERLE EL VOTO A LA MUJER.

Petronila Angélica Gómez Brea también cuestionó con por qué la situación de las dominicanas; uno de los más enfáticos lo hace el 31 de octubre de 1924, para que su lectoría, especialmente en San Pedro de Macorís y La Romana, se movilice y revierta la crisis del comercio que afectaba los hogares de las provincias del Este de la República Dominicana. Ya que fruto de la monopolización de los ingenios azucareros se impusieron vales y fichas para que los jornaleros compren solo en las bodegas de los propietarios, lo que repercute en el libre comercio:

Y preguntarán muchos: ¿Por qué las mujeres se ocupan de tratar asuntos que tan distanciados están de las cuestiones literarias y de su femenina manera de sentir y de pensar? Pues sencilla y lógicamente, porque la mujer en el hogar siente de manera muy directa las consecuencias de esta gran crisis, cuando no ha podido entrar al hogar la peseta que ha de poner en la boca de sus hijos el tan necesario pedazo de pan.

En 1928, Plinta Moss y Ricart representa a la República Dominicana en la “VI Conferencia Panamericana de La Habana” con un discurso plenamente cuestionador de las sinrazones latentes:

¿Por qué negar la igualdad que pedimos? ¿Por qué no colocarnos en el mismo plano estimativo como a un asociado en general? Solo una mentalidad reducida se opondrá a la justa demanda de igualdad de derechos civiles y políticos. Esa demanda, a la que sumo mi voz como dominicana y como mujer, les pide recomendar negociaciones sobre “Los derechos iguales” y que hará de todas las mujeres de Las Américas, mujeres libres ante la ley.

Y, así, el por qué de nuestras pioneras del feminismo y sus aliados logra desenmarañar la red de desigualdades que limitaban en derechos a las mujeres. Pero también se usa para cuestionar la ética feminista de entonces, como lo hace la puertorriqueña María Más Pozo en 1935, al recordar que pese al sacrificio de la Premio Nobel de Química (1911), Madame Curie, durante la Primera Guerra Mundial, los aportes de las mujeres no son considerados; y lo atribuye a que “las mujeres que han tenido éxito en la historia no han tenido seguidoras que continúen el camino”.

Solo hubo una mujer y sigue otra. Nos referimos a Madame Curie y su hija, la cual sigue los pasos de su ilustre madre. ¡Más esas dos féminas…! ¡Qué olvidadas están del resto de nosotras! Qué poco lo hemos tenido en cuenta… ¿y sabéis por qué? Porque no vestían a la moda comercial, y porque tal vez no tendrían tiempo de dar teses a las cinco de la tarde (…)

Hoy es fundamental conectar con los “por qué” de nuestra genealogía. La pregunta sigue siendo una herramienta poderosa para desentrañar las injusticias y cuestionar todo aquello que impide nuestro pleno desarrollo… ¿Por qué? Porque el futuro de la igualdad depende de nuestra persistencia y determinación. ¿Por qué?… ¡Sigamos cuestionando!

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