Lo primero que usted tiene que entender es que Donald Trump es una marca, igual que Rolex, Louis Vuitton y Zara, sólo para mencionar algunas. Sin embargo, existe una diferencia entre esas marcas y la marca Trump. Rolex representa relojes, Louis Vuitton es famoso por las carteras y zapatos femeninos que comercializa, Zara es una marca de ropas, tanto femenina como masculina. La marca Trump es… él mismo. Cuando usted compra, digamos un Rolex, usted recibe un objeto tangible, cuando usted compra algo con el nombre Trump, recibe ilusiones.
En las marcas comerciales, por lo general, los accionistas son los propietarios, hay que rendirles cuentas cada tres meses a través de los estados financieros. En el caso de la marca Trump, es diferente, Trump sólo reporta a Trump. Como él no vende un activo, sino ilusiones, no le teme a los estados financieros. Pues, el vendedor de ilusiones no tiene que reportar a nadie. Eso es una de las razones por lo que la marca Trump no muestra nada. Todo es un misterio, todo es una fantasía.
Sin embargo, la marca Trump ha quebrado varias veces. Quebró varios hoteles-casinos, como el Trump Mahal en 1991 y el Trump Plaza Hotel y Casino en Atlantic City; quebró una línea aérea, Trump Shuttle, quebró una cadena de restaurantes que vendía carnes, hasta quebró una universidad, en fin, es el rey de la quiebra.
Pero no vaya usted a creer que él hace inversiones, nada nadita, siempre son terceras personas que hacen las inversiones, él sólo aporta su nombre. Por lo general, el promotor tiene que pagarle por utilizar su nombre y muchas veces hay que darle hasta comisiones sobre las ventas.
Trump tiene un historial de prometer que va entregar sus declaraciones de la renta y nunca lo hace. Por ejemplo, Trump le prometió en el año 2011 a ABC News – cuando él andaba tratando de probar que Obama no había nacido en territorio americano – que si el Presidente Obama mostraba su acta de nacimiento, él mostraría, sus declaraciones de impuestos. Cuando Obama mostró su acta de nacimiento, Trump cogió la polvorosa, decidió que mostraría sus declaraciones de impuestos “cuando el tiempo sea apropiado”. Todavía estamos esperando hace más de cinco años. Hillary en cambio, lleva 33 años, años tras años, mostrando sus declaraciones de la renta.
Timothy O’Brien publicó un libro en el año 2005 titulado “Trump Nation”, donde revela, entre otras cosas, que Trump no es tan rico como él señala, según O’Brien, Trump tiene una fortuna entre 150-250 millones. Trump se sintió humillado, pues él alega que posee una fortuna entre 9-10 billones de dólares. Trump demandó en un tribunal – por cinco billones de dólares – al señor O’Brien, alegando que ese libro lo perjudicaba. ¿Resultado de la demanda?, Trump perdió el caso. El sentido común dice que si perdió el caso fue que O’Brien tenía razón.
¿Por qué Trump teme publicar la renta que hace al fisco? Podrían existir varias razones:
Primero: Que no es tan rico como alega. Segundo, que no quiere revelar sus ingresos anuales ni el origen de los mismos. Tercero: Que con una fortuna tan grande, como él alega, no paga los impuestos que debería pagar, es más, según la Comisión de Casino de New Jersey, en una declaración de Trump cuando gestionaba las licencias para varios casinos, “en el año, 1981, no pagó ningún tipo de impuestos y en los años de 1978-1979 tuvo ingresos negativos ”. La cuarta razón creo, sería que Trump no quiere revelar que él aparece en los Papeles de Panamá como partícipe en cientos de corporaciones de ultramar. Se imaginan los lectores un Presidente de los Estados Unidos con cientos de corporaciones en Panamá. Se dice – no siempre es así – que una de los motivos para la constitución de corporaciones en ultramar es evadir o retardar el pago de los impuestos correspondiente en el país residente.
Creo que la mayor humillación que recibiría Trump, si es que algún día publica la renta, es que mostraría que no es tan rico como él alega decir, eso, para el mega ego de ese personaje, sería como una bofetada en la cara. Él preferiría morirse antes que el público sepa que sólo tiene una riqueza relativa. Además, es posible que se evidencie que su secretaria pague más impuestos que él.
El castillo de fantasía de la marca Trump se viene derrumbando poco a poco. Esos engaños y mentiras, no son sostenibles en una campaña presidencial en los EEUU a largo plazo.