Los últimos gobiernos han mostrado inusitado interés en promover el cultivo de coco y muchos empresarios han hecho importantes inversiones en ese renglón, como es el caso de un proyecto del Grupo Rica y de otros 20 más que se desarrollan en la República Dominicana.
Este interés tiene su explicación: la demanda de coco es cada vez más creciente en el mercado interno y externo y el país cuenta con una pujante industria procesadora que la ha convertido el principal exportador de crema de coco a nivel mundial.
Además, muchas de las plantaciones del país han envejecido, lo cual mantiene un desequilibrio entre la oferta y la demanda, a pesar de las nuevas inversiones que se han hecho, obligando a la República Dominicana a importar una proporción importante del coco que procesa la industria local.
Lejos de bajar, se pronostica que la demanda mundial continuará aumentando porque se ha descubierto que las propiedades de todos los productos del coco son extraordinarias para la salud: el agua, el aceite y la leche de coco tienen propiedades nutritivas muy buenas y se habla hasta de que son preventivas de enfermedades.
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Impacto de la guerra
La actual guerra de Rusia en Ucrania ha ejercido presiones adicionales al mercado internacional del coco, pues ante la crisis en el suministro de granos algunos países, como España, han planteado la posibilidad de sustituir la producción de aceites basados en granos por el aceite de coco.
Según estimaciones de conocedores del tema, la industrial local mueve más de US$40 millones al año, pero si hubiera mayor oferta de cocos la industria pudiera estar moviendo hasta US$200 millones anuales.
Anualmente República Dominicana produce 287 mil toneladas de coco, lo que ha permitido que 22 empresas elaboren más de 13 productos derivados de esta fruta. Esto, sin contar los comercios que trabajan en cosmética y otros rubros.
El 90 % de los productos elaborados a partir del coco en el país terminan en el extranjero. Sin embargo, la participación en el mercado internacional ha bajado en los últimos años.
El país ha pasado en cinco años de ser el quinto exportador mundial de cocos a ser el noveno y debido a la escasez de coco, actualmente la industria nacional importa unos 20 millones de la fruta al año desde países como Guyana, India, Indonesia, Vietnam y Malasia, importaciones que podrían sustituirse por producción local y de esta manera generar nuevas fuentes de empleo y divisas.
Bloomberg ha vaticinado que el mercado de la leche de coco se disparará para el 2027 un 35 %, y el agua de coco para el 2030 aumentará un 40%.