Por Daniela Batista
El Día de Acción de Gracias, conmemorado cada cuarto jueves de noviembre, ocupa un lugar significativo en la cultura estadounidense, marcado por reuniones familiares y banquetes que tradicionalmente incluyen pavo.
No obstante, para algunos sectores de la sociedad, esta festividad despierta controversias. La celebración, que se enfoca positivamente en la experiencia de los peregrinos, a menudo pasa por alto la violencia que enfrentaron los nativos americanos en el año 1961.
La apropiación cultural durante la temporada de Acción de Gracias es otra fuente de polémica, generando cuestionamientos sobre la pertinencia y el impacto negativo que tiene en la actualidad para las comunidades nativas americanas.
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De acuerdo con la BBC (British Broadcasting Corporation), para los nativos americanos supervivientes, “el día es un doloroso recordatorio de un feo capítulo de la historia estadounidense; un símbolo de promesas vacías, una historia cuya narración tiende a pasar por alto los detalles indeseables de la colonización”.
Como respuesta a estos sentimientos de controversia, algunas personas eligen conmemorar el mismo Día de Acción de Gracias de manera diferente, participando en lo que se conoce como el Día Nacional de Luto. Este evento implica la reflexión y la protesta contra el racismo y la opresión que han experimentado y aún enfrentan las comunidades nativas americanas.
Día de Acción de Gracias en la República Dominicana
En sintonía con el resto del mundo, algunos dominicanos se suma a la celebración de Acción de Gracias, uniendo a las familias en torno a una cena que busca replicar las tradiciones de esta festividad. Previamente, muchos optan por organizar un «Friendsgiving«, una reunión con amigos para expresar gratitud por la amistad construida antes de celebrar con la familia al día siguiente.
Sin embargo, la adopción de esta festividad ha generado controversias, ya que su origen se sitúa en América del Norte. Algunos no la celebran, percibiendo que el país busca imitar algo que no es parte de su identidad.
Aunque, con el tiempo, un número creciente de dominicanos se une a la celebración, agradeciendo las relaciones que los rodean y contribuyendo a la diversidad de la forma en que vivimos esta tradición.