Los medios de comunicación estatales chinos le están prestando una enorme atención a la Copa del Mundo, mientras los partidos alimentan la frustración de la población del país que quedó al margen de las celebraciones.
Además de que la selección masculina de China no clasificó para el evento, las escenas de festejos sin máscaras y las reuniones multitudinarias en Qatar han irritado a los espectadores, a quienes han disuadido de reunirse para ver los partidos.
Muchos han aprovechado el Mundial para quejarse en internet de las estrategias existentes en China contra la covid. El país mantiene una política de «cero-covid», en la que comunidades enteras son encerradas por casos aislados del virus, con el fin de evitar su propagación.
China ha registrado esta semana el mayor número de casos diarios de covid desde que comenzó la pandemia, a pesar de las estrictas medidas. Varias ciudades importantes, como la capital, Pekín, y el epicentro comercial del sur, Guangzhou, están experimentando brotes.
El miércoles de esta semana se registraron 31.527 casos, frente a un máximo de 28.000 en abril. Sin embargo, las cifras siguen siendo ínfimas para un país de 1.400 millones de habitantes.
Presencia simbólica
El fútbol es muy popular en China. El Presidente Xi Jinping es conocido por ser un amante de este deporte y ha hablado de que es un sueño para el país ganar la Copa del Mundo .
Por ello, los partidos se retransmiten por la cadena nacional CCTV y los medios de comunicación estatales han tratado de amplificar la «presencia» de China.
El Global Times ha informado de cómo los productos fabricados en China, «desde los autobuses hasta el estadio [Lusail], e incluso los aparatos de aire acondicionado, están bien representados en el evento».
Medios de comunicación importantes como la CCTV también han promovido la presencia de abanderados chinos en la ceremonia de apertura, y destacaron cómo dos pandas gigantes llegaron a Qatar para «conocer» a los visitantes del evento.
Pero es evidente que lacovid-19 ha frenado las celebraciones. En las principales ciudades, los brotes han provocado que los negocios no esenciales vuelvan a cerrar y se ha instado a la gente a limitar sus movimientos.
Sin bares a los que acudir, el periódico Global Times afirma que algunos aficionados están «optando por ver los partidos en casa con sus familias». Otros, según se informa, han preferido irse a acampar.
Los vuelos entre Qatar y China siguen siendo muy limitados para aquellos que esperan ver el evento en persona.
Un mundo dividido
Muchos están sintiendo un agudo aislamiento al ver el Mundial de este año.
Una carta abierta en la que se cuestionaba la política de «cero covid» del país y se preguntaba si China estaba «en el mismo planeta» que Qatar se difundió el martes en el servicio de mensajería móvil WeChat, antes de ser censurada.
En la red social Weibo, similar a Twitter, abundan los comentarios de espectadores que hablan de cómo ver los partidos de este año les hace sentirse separados del resto del mundo.
Algunos comparten su percepción de que es «raro» ver a cientos de miles de personas reunidas, sin llevar máscaras ni tener que mostrar una prueba reciente de covid-19.
«No hay asientos separados para que la gente pueda mantener la distancia social y no hay nadie vestido de blanco y azul [médico] al margen. Este planeta se ha dividido mucho».
«En un lado, está el carnaval que es el Mundial, en el otro están las normas para no visitar lugares públicos durante cinco días», afirmó otro.
Más de uno aseguró que ha tenido dificultades para explicar a sus hijos por qué las escenas del Mundial son tan diferentes a las que la gente afronta en su país.
Hay muchos en China que han criticado la apertura de los países en el extranjero mientras la Organización Mundial de la Salud sigue calificando el virus Covid-19 de «emergencia mundial aguda».
Hasta ahora, no se vislumbra el fin de las medidas existentes en China. Esta semana, el portavoz de la Comisión Nacional de Salud «advirtió contra cualquier relajación en la prevención y el control de la epidemia» e instó a tomar «medidas más resueltas y decisivas» para controlar los casos.
Los gobiernos locales de las principales ciudades han reintroducido las pruebas masivas y las restricciones de viaje y, en última instancia, han transmitido el mensaje de que hay que permanecer en casa.
Pero después de tres años de estas medidas, la gente está frustrada, lo que ha provocado protestas en el último mes en las ciudades de Guangzhou y Zhengzhou.