LONDRES. El palacio de Kensignton anunció el lunes por la noche que Meghan Markle estaba atravesando «un momento profundamente personal» después de que la prensa informara que el padre de la exactriz estadounidense podría no asistir a la boda de su hija con el príncipe Enrique el sábado.
Según el portal de información sobre famosos TMZ, Thomas Markle no llevará a su hija hasta el altar el sábado en el castillo de Windsor (oeste de Londres), como estaba previsto, para no avergonzarla tras una sesión de fotos que se llevó a cabo pese a las consignas de discreción emitidas.
El portal añade que Thomas Markle tuvo además un infarto hace unos días.
«Es un momento profundamente personal para la sra. Markle en los días previos a su boda«, indicó un portavoz del palacio de Kensington, residencia oficial del príncipe Enrique, en un breve comunicado. «Ella y el príncipe Enrique piden de nuevo comprensión y respeto para con ¡Meghan¿ Markle en esta difícil situación», añadió.
Al ser preguntado, el palacio rechazó precisar el sentido de las declaraciones e indicar si el padre de Meghan Markle estará o no presente el sábado.
Las imágenes de Thomas Markle, que se habrían vendido por 100.000 dólares (84.000 euros) por todo el mundo según el tabloide Daily Mirror, muestran al septuagenario haciéndose medir el contorno de la cintura o mirando fotos de la futura pareja real en un ordenador.
Según los familiares de Thomas Markle, citados por el diario, el hombre se habría dejado convencer ante la insistencia de los paparazi, mientras que ahora se siente «traicionado» e «idiota».
El episodio llevó al palacio de Kensignton a advertir contra cualquier publicación de fotos robadas de Thomas Markle y a pedir que se respete su vida privada.