Desde finales del año 2023, el alza del tipo de cambio en la República Dominicana con relación al dólar estadounidense ha sido tema de preocupación para una gran parte de la población. Esto se debe principalmente las devaluaciones pronunciadas del tipo de cambio que experimentó el país en el pasado, como ocurrió en 1990 y en 2003 durante la crisis bancaria. Otro elemento que se agrega al posible pánico generalizado es que el tipo de cambio con relación a la moneda estadounidense se ha estado acercando a la vecindad de RD$60.00 por US$1 algo que no se veía en el país desde febrero del año 2004 en el clímax de la crisis bancaria. No obstante, es importante destacar que los fundamentos macroeconómicos de la economía dominicana están sólidos. No estamos enfrentando el mismo entorno de crisis y desequilibrios macroeconómicos que hace 20 años.
Existen varios factores que han incidido en el alza del tipo de cambio que forman parte del ciclo económico que vivimos en la actualidad. Primero, es normal que la moneda nacional sufra una pequeña depreciación en el mes de diciembre, ya que se suscita una mayor demanda de dólares estadounidenses por parte del comercio local para la reposición de inventario por motivos de las festividades navideñas, y usualmente para el mes de enero el tipo converge dentro de su rango habitual en ciclos económicos normales.
De igual manera, es normal que el tipo de cambio en un régimen de libre fluctuación en una economía pequeña abierta como la dominicana tiende a depreciarse en promedio entre un 2% y 3% anual. Además, el contexto internacional en el que vivimos, con tasas de interés elevadas, está ejerciendo presión sobre el tipo de cambio en el corto plazo.
Muchos economistas y expertos en finanzas creen que un mundo sin restricciones en la movilidad de capital a través de las fronteras es el causante de las fluctuaciones a corto plazo de los tipos de cambio fruto de los ajustes de los portafolios de inversión. En pocas palabras, el dinero persigue los lugares donde se encuentran los tipos de interés más altos (esto causa movimientos en la demanda y la oferta de dólares). Estos ajustes a los portafolios de inversión determinan los efectos que dominan la determinación del tipo de cambio al corto plazo. Por consiguiente, un escenario de altas tasas de interés a nivel típicamente causaría una apreciación del tipo de cambio en el futuro inmediato, y una depreciación ocurría con bajas tasas de interés (Meerschwan 1984). El escenario internacional que vivimos por el flujo de capital de los mercados emergentes hacia las economías avanzadas por las altas interés es normal que movimientos en el tipo de cambio ocurran a corto plazo, y la economía dominicana no es la excepción a la regla.
La literatura económica nos indica que el tipo de cambio real es determinado por la condición de paridad de interés real descubierta, junto con una prima de riesgo. De acuerdo con (Céspedes, Chang y Velasco 2004), la prima de riesgo depende en los niveles de deuda, el tipo de cambio y el PIB. La prima de riesgo es una función creciente de la relación creciente entre la deuda externa y el PIB. Esta fricción en los mercados internacionales de capital es necesaria para garantizar estacionariedad de la relación deuda externa/PIB. Otros elementos que inciden en la prima de riesgo de acuerdo con (Céspedes, Chang y Velasco 2004) es la balanza comercial. Por consiguiente, relacionan la prima de riesgo negativamente con las exportaciones y positivamente con las importaciones, de modo que un debilitamiento de la cuenta corriente eleva la prima de riesgo.
Como podemos apreciar desde la óptica de estos autores, los elementos que inciden en la prima de riesgo de la economía dominicana se encuentran relativamente estables. Por ejemplo, la relación deuda externa/PIB pasó de un 38.9% del PIB en 2020 a un 32.2% del PIB en noviembre de 2023 de acuerdo con datos suministrados por la Dirección General de Crédito Público. En cuanto al balance de la cuenta corriente de la balanza de pagos de acuerdo con el Banco Central de la República Dominicana (BCRD), en el año 2022, el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos fue de un 5.5% del PIB. Por tal razón, la prima de riesgo del país es estable, y es por ello, que recientemente la calificadora de riesgo Standard & Poor’s a principios de año destacó el manejo estable de la deuda dominicana y ratificó su nota crediticia de estable (BB), por ende, no hay peligro de una fuga de capitales del país que pongan en riesgo el tipo de cambio.
La política monetaria que ha llevado a cabo el BCRD ha sido oportuna en manejar los tipos de interés acorde con las presiones inflacionarias del momento, por lo que el alza reciente del tipo de cambio no ha sido por un manejo inadecuado de la política monetaria. De acuerdo con (Taylor 2001), existe poca evidencia de que aplicar una respuesta sistémica a los movimientos del tipo de cambio traería como resultado una mejoría del desempeño macroeconómico, incluso en una economía abierta como la dominicana. Taylor atribuye esto a dos factores principales: Primero, la política monetaria dentro de un marco simple responde al impacto indirecto de los movimientos del tipo de cambio a través de la producción y el control de la inflación. Segundo, y la respuesta adecuada a los movimientos del tipo debería depender de la causa que está provocando dicho movimiento. Por lo tanto, reaccionar sin considerar la causa podría ser contraproducente, considerando los diversos choques que podrían impactar en la economía. Por tal razón, dado el contexto cíclico del alza del tipo de cambio una simple intervención en el mercado cambiario como anunció el BCRDde US$ 200 millones, sería más que suficiente para calmar la ansiedad del mercado. Y, esto no generaría ningún sobresalto futuro, ya que las reservas internacionales netas a diciembre 2023 alcanzan los US$ 15,457.7 millones, equivalentes a 5.6 meses de importaciones.
Finalmente, muchos ciudadanos se ven compelidos a pensar en la dolarización cuando ocurren movimientos en el tipo de cambio. Sin embargo, la dolarización hace que una economía sea más vulnerable a los choques externos y dispara las alarmas de la volatilidad.Por ejemplo, en los países que emiten su propia moneda, el tipo de cambio se deprecia después de un choque, lo que induce un cambio en los precios relativos que favorecen la producción interna y las exportaciones. Pero en una economía dolarizada, como no existe el tipo de cambio, ya no sirve como amortiguador; la actividad económica recibe el impacto de los choques externos. En conclusión, la República Dominicana no está viviendo un infierno macroeconómico como otros países en la región, y es la envidia de estabilidad en el continente en el orden económico y político; preocuparse por el tipo de cambio es un espejismo.
Referencia:
Meerschwan, D (1984). Note on Exchange Rate Determination. Harvard Business School.
Céspedes, L, Chang, R, Velasco, A. (2004). Balance Sheets and Exchange Rate Policy. American Economic Review, Vol.94 (September), pp.1183-93.
Taylor, J (2001). The Role of the Exchange Rate in Monetary Policy Rules. American Economic Review, Vol.91 (May), pp.263-67.