La Marca País es la estrategia que utilizan los Estados para promover sus naciones a nivel mundial, resaltando el turismo, la cultura, los deportes, las empresas y/o los organismos públicos.

En este artículo, no voy a filosofar sobre el concepto de República, más bien voy a escribir sobre una reflexión en la mirada del turismo que me llegó a raíz de un debate del porqué se le dio el nombre de República del Mundo a nuestro país.

Colocado en el mismo trayecto del sol, como lo describió Pedro Mir en su poema “Hay un país en el mundo”; la República Dominicana tiene una particularidad muy especial que la hace ser acogedora en todo el mundo.

Su ubicación geográfica es su principal atractivo para los turistas que nos visitan cada año, pues somos más de 48 mil kilómetros cuadrados de aventuras inagotables, con diferentes climas y un relieve único en la región; un país con una población de un carisma especial.

Somos dueños del merengue y la bachata, dos géneros declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, siendo nuestra carta de presentación en todas las partes del mundo; ritmos que se han apoderado de los escenarios en todas las latitudes del planeta.

La herencia cultural de nuestro país nos ha dado una riqueza especial, el folklore es identificado en el ritmo que llevamos en la sangre; somos un país alegre y hospitalario.

La gastronomía es una mezcla de nuestras raíces indígenas, africanas y europeas, con un sazón en nuestros platos a base de ingredientes frescos, gracias a nuestra tierra y el clima que poseemos todo el año, que nos permite producir en todas las estaciones.

La belleza de nuestro pueblo se refleja en la mezcla de razas, con una representación en cada certamen, donde nuestras beldades han obtenido los mayores galardones, como Amelia Vega en Miss Universo.

En el deporte, nuestros atletas son competidores de categoría mundial, con medallas en las diferentes competencias que han participado; dueños de los mejores beisbolistas, campeones del Clásico Mundial de Béisbol.

Somos una nación que recorre el mundo con sus productos agrícolas; nuestra mano de obra está presente en las grandes industrias, las huellas de nuestros hombres y mujeres reflejados en vehículos de motor, televisores y teléfonos móviles.

Somos la República del Mundo porque estamos presentes en cada nación, pues nuestro calor caribeño llega por nuestra cultura, nuestros ritmos, nuestra manufactura y, sobre todo, nuestro amor al humano.