Los gatos son animales solitarios que discurren su vida de manera muy discreta e individual y no necesitan mucho de las cuestiones vocales para vincularse. La mayoría de los felinos, y los gatos domésticos no son una excepción, se conectan en su vida más salvaje y aún en la doméstica por medio de los olores.
En la cercanía lo hacen por medio de la comunicación o el lenguaje corporal, adoptando diferentes posiciones que expresan estados de ánimo y posibilidades de vinculación.
El maullido no es parte del lenguaje natural del gato, se desarrolló casi exclusivamente para comunicarse con los humanos. Aunque es difícil de creer, está científicamente comprobado que es así.
El único tipo de maullido dentro del lenguaje felino ocurre entre la gata y sus gatitos. El maullido del gatito suena lindo y entrañable, y lo utiliza para solicitar atención y cuidado de la mamá gata.
Concluyendo, los gatos domésticos cuando son cachorros le maúllan a la madre felina en demanda de atención y alimento y esa comunicación la transportan en la vida cuando son adultos para establecer comunicación con nosotros los seres humanos que las más de las veces somos identificados como la figura materna.
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Una vez que crecen, los gatos sólo maúllan para comunicarse con los seres humanos. Maúllan porque lograron identificar que con esta forma de comunicación logran conectarse muy bien con los seres humanos y de esa forma satisfacer sus necesidades.
El maullido funciona para que los seres humanos comprendamos lo que desean y necesitan. Algunos estudios científicos llegaron a decir que los gatos han refinado sus maullidos específicamente para manipular a las personas.
Lo cierto es que sin mucha ciencia y con mucha convivencia con felinos podemos afirmar que esto es así. Los gatos son expertos manipuladores de los seres humanos convivientes.
Un estudio hecho entre tutores de gatos mostró que cuanto mejor vínculo y más tiempo de convivencia tiene una persona con su gato, mejor comprende sus maullidos.
Muchos tutores llegan a comprender la casi totalidad de la variedad de maullidos que emite su gato con sólo escucharlos, sin verlos.
Esto es sorprendente ya que normalmente, cuando un gato maúlla, obtenemos mejor información sobre que pretende con esa voz ubicándonos en el contexto, sobre todo por la ubicación (delante de la puerta, cerca de una bandeja sanitaria con sus piedritas sucias, etc.), a eso le sumamos la hora del día y el lenguaje corporal.
Con toda esta información, aplicada en conjunto, sabremos con mucha certeza que nos quiere decir.