¿Por qué escribir? Es una pregunta que no solemos hacernos, quizá si nos lo preguntásemos constantemente sencillamente no escribiríamos.
Escribimos porque late en nosotros una fascinación ancestral por contar historias. Escribimospara explicarnos de algún modo la extraña contemporaneidad del mundo que nos hatocado transitar. Escribo contra la resignación y contra el miedo, preservando así la sagrada libertad del individuo que absurdamente teclea. (…)
Escribo, aunque a menudo ofrezca resistencia y lo odie y me odie, y todo duela. Escribo porque de este modo puedo instalarme en otra realidad aparentemente alejada de esta, pero que con el paso de los años puede resultar más viva y real que cualquier otra. Escribo para redescubrirme, para revivir en otros bajo la mirada de algún lector cómplice. Escribo porque a menudo el tiempo de larealidad me agobia, cuando escribo ese tiempo se detiene: no existe. José A. Campos
Me encantó elartículo-reflexión del profesor José A. Campos, de la Facultad de Filología dela Universidad Complutense de Madrid, sobre sus razones para escribir. Yo también escribo lo que pienso y lo que siento.
El Encuentro dela semana pasada gustó mucho, pero algunos de mis lectores y familiares se preguntaron el porqué era capaz de escribir mis sentimientos de esa manera. Incluso algunos amigos cercanos me han dicho que no debo descubrir, mejor dicho, desnudar, mi alma al mundo de esa manera. Otros, como mi querida cuñada Mildred, me halagaron porque era capaz de hacerlo, y, decía, el hecho reflejaba mucha valentía.
Estas reacciones me recordaron a un lector que abogaba por la escritura de lo que pienso, es decir, la escritura intelectual, de libros o de historia. Recuerdo que le contesté un artículo que se titulaba “En primera persona”.
Hay algunosescritores que separan su vida de su producción intelectual. Yo también lo he hecho. Mis libros, a excepción de “De dónde Vengo”, que publicó la editorial Norma hace más de una década, es un relato personal sobre los intríngulis de haber nacido en una familia de migrantes.
Los escritores escriben sus realidades, sus vivencias y son capaces de traducir en palabras lo que sienten. Los poemas de Neruda tienen nombres y apellidos, pero sus versos están escritos para que los sintamos como nuestros. ¿Por qué nos identificamos tanto? Sencillamente porque son sentimientos humanos: amamos, sufrimos, nos despechamos, nos duelen las ausencias, nos conmueven las tragedias humanas, y, de ese sentimiento surgen los poemas, los cuentos, las pinturas. El poema 20 deNeruda es un mano de tristeza infinita por el abandono de un amor:
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
(…) Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
(…) Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.”
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. (…)
Yo también he escrito poemas de amor y de desamor. A lo largo de mi vida, mi corazón agradecido escribió versos al amado que había llenado mi corazón de alegría. Como también escribí despechada cuando me hirieron y golpearon con terribles espadas invisibles. Algunas de esas poesías han sido publicadas en estos encuentros.
El sentimiento mueve las montañas y cambia sociedades.Las grandes transformaciones sociales en la humanidad se han producido porque hubo seres que, motivados por la indignación, decidieron luchar por amor al prójimo,y apostaron a soñar por un mundo mejor. No ha sido la razón la que ha movilizado a las masas, han sido los sentimientos. El poema de Mario Benedetti,uno de mis favoritos, “No te rindas”, es quizás uno de los mejores cantos a la lucha social, pero sobre todo es un aliento para los momentos en que los tropiezos nos lastiman y los cambios no se producen a la velocidad que deseamos:
No te rindas
Uno de los más bellos poemas de ánimo y aliento, escritos para alguien que ha perdido la fe y la esperanza.
Note rindas, aun estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. (…)
Así pues, el sentimiento es lo que mueve el mundo, lo que construye la historia. Si no hubiesen existido las masas dolidas por el despotismo monárquico, la Revolución Francesa sería un ejercicio intelectual de los enciclopedistas.
Las masas explotadas de las estancias azucareras de la colonia francesa de SaintDomingue, fueron los verdaderos actores del levantamiento liderado porToussaint Louverture. El hambre y la rabia contra sus opresores fueron los motores de esa rebelión, y no la idea de libertad que se había enarbolado en los movimientos revolucionarios e intelectuales de la Europa Occidental.
Las Madres de la Plaza de Mayo, otrora indiferentes a la dictadura argentina, se movilizaron y fueron fundamentales en el cambio del escenario político de Argentina, cuando susfibras más profundas fueron golpeadas con la desaparición de sus seres amados.
En fin, como ya he dicho, soy la mujer que ama, que llora, que se resiente, que busca, quelucha, que denuncia, que grita, que expresa lo que siente y lo que piensa con libertad,sin miedo a ser criticada, incluso ajena al recelo de los “intelectuales” que se escudan en la razón para ocultar sus verdaderos dramas y sus verdades oscuras. Soy una sola Mukien, que es mujer, madre, esposa, abuela, hermana, amiga y cuñada; pero que además es maestra, historiadora, escritora, amante de la novela y la poesía. La mujer que escribe sobre el desaliento, que sufre por el derrotero de la humanidad y que ama sin condiciones. Por eso escribí, escribo y escribiré siempre sobre los dictados de la razón y, por supuesto, también del corazón.