Un niño de tan solo 8 años que vivió aquella tragedia de un feminicidio en el sector de Herrera preguntaba con los ojos derramando lágrimas, llorando con jipío y temblores de ambas manos, Por qué papi mató a mami Él era malo No nos quería. La Tía lloraba con un paño entre sudor y lágrimas. Esa historia la vivimos en el departamento de Psiquiatría y Psicología del hospital Robert Reid Cabral.
Niños y niñas víctimas de daños psico emocionales que les lleva a crecer con un sistema de creencia cognitiva de que el amor es igual maltrato, a sufrimiento y dolor; pero también, control, agresiones y humillaciones, en fin, tortura, sadismo y crueldad.
Son cientos de niños los que viven la frustración de ver como sus dos actores principales, de modelo de referencia sana, de afectividad, de apego, de vínculos y de seguridad, terminan quitándose la vida; uno asesinando a otro, y a veces se matan los dos, dejando a los niños traumatizados por la cultura de violencia, de feminicidio, y de actitudes ambivalentes- te amo pero te hago sufrir.
Dos semanas de un proceso de duelo que se presentaba con pesadillas, terror nocturno, miedo, ansiedad y depresión. En menos de tres años, más de 300 niños sufren las consecuencias de la orfandad producto de los feminicidios.
Los niños existen para ser felices, para jugar, divertirse, estudiar, recibir amor, seguridad y oportunidades, cosas que les proporciona, una adultez bondadosa, de cultura del buen trato, de afectividad y de dar y sentir compasión por los demás. Ese daño de la vida desigual, dura, sufrible y desesperanzadora los lleva a crecer con emociones negativas: ira, rabia, enojo crónico, resentimiento, odio, venganza y alexitimia social.
Es un ciclo que no para, no se detiene, se alimenta todos los días, a cada hora, en cualquier lugar; Y lo más penoso, es tener que observar la indiferencia, la frialdad y la ausencia de compromiso para detener, disminuir y evitar la violencia de género, la inseguridad, la exclusión y la desigualdad en que viven la mayoría de niños.
Sencillamente, es un futuro sin alternativas, los niños del presente, serán los adultos del mañana; posiblemente harán lo mismo y serán tratados como delincuentes.
Vivirán con patologías, se refugiarán en las drogas y el mercado ilícito; deambularán en las calles con un arma ilegal, y resolverán sin piedad aquel rechazo social; aquellos duelos no resueltos vividos de los que les enseñaron que amor es igual a dolor, odio y sufrimiento. Es duro Porqué papi mató a mami. Probablemente después de muchos años, pueda entenderlo sin dejarse dañar y sin hacer daño como su papi.