El país podría recibir apoyo para impulsar iniciativas para que los receptores de remesas y otros segmentos de la población accedan a los servicios que ofrece la banca
La República Dominicana debe poner su atención en la “ventanilla única” lanzada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el marco de la publicación del informe FinLac, para buscar apoyo a proyectos dirigidos a promover la inclusión financiera de la parte de la población que no tiene acceso a los servicios financieros, que todavía es alta en el país.
No hay dudas de que el país ha logrado avances significativos en esta materia. Según datos ofrecidos por el Banco Mundial en el Global Findex Database, para 2011 el 38.2 % de la población adulta dominicana tenía una cuenta en un banco o en una institución regulada, porcentaje que aumentó a 54.09 % en 2014, a 56.24 % en 2017 y bajó a 51.3% en 2021.
Pero según la Encuesta Nacional de Inclusión y Educación Financiera (Enief) 2023, la bancarización de la población dominicana alcanzó el 55 por ciento al cierre del año pasado.
Sin embargo, es mucho el terreno que falta por recorrer si nos comparamos con los países desarrollados. Vamos a compararnos con el promedio de la región (68,3%), con los países en desarrollo (supera el 78%) y con los países desarrollados, en los que oscila entre el 90% y el 100% de la población adulta.
Una de las iniciativas que el país pudiera presentar para recibir apoyo del BID es de establecer políticas para logar que una mayor parte de la población que recibe remesas tenga acceso a los servicios financieros.
Aunque según un estudio que había hecho la Cepal hace años, enfocado en la cadena de lácteos del país, determinó que los receptores de remesas tienen una mayor propensión a recibir los servicios bancarios que otros segmentos de la cadena (cerca del 50% contra el 31,3%), también es muy bajo, y eso impide que las remesas tengan un mayor impacto en la economía, a través del fomento del ahorro, el financiamiento y la inversión.
El flujo de remesas que ingresó en 2023 alcanzó los 10,157.2 millones de dólares, una montaña de recursos que constituye uno de los más importantes soportes de la economía dominicana, pero que tendría un impacto aún mayor si recorre los caminos multiplicadores de la banca.
En el lanzamiento del informe, el economista jefe del BID, Eric Parrado, explicó que gran parte de las personas que reciben remesas en la región entran a través de un banco o una institución financiera.
Y en esto FinLac puede ser de mucha ayuda, incentivando a los que reciben remesas a tener acceso a los servicios financieros y no como ocurre con muchos de ellos ahora, que reciben esos recursos vía la banca pero suelen sacarlos inmediatamente, en vez de mantenerlos en el sistema financiero.
Probado está que entre los receptores de remesas, la tenencia de cuenta tiene un efecto positivo significativo sobre la proporción de remesas destinada a actividades productivas.
Otras iniciativas importantes para las cuales se puede obtener el apoyo de FinLac son las de continuar fortaleciendo los mecanismos de protección al consumidor, algo en lo que se está ya trabajando, profundizar la estrategia nacional de digitalización de pagos, actualizar el marco legal para propiciar la inclusión financiera y utilizar la legislación existente en materia de garantías para facilitar el acceso a financiamiento por parte de pequeños productores informales.
La meta debe ser convencer a la población de que la calidad del dinero cambia si en vez de tenerlo en el bolsillo, debajo del colchón o simplemente lo gasta, le damos vida gestionándolo a través de la banca para convertirlo en una herramienta financiera para construir su progreso.