¿Por qué Santiago carece de malecón y Haití carece de democracia?

¿Por qué Santiago carece de malecón y Haití carece de democracia?

Por: Ronny de la Rosa, periodista

Durante los últimos años en la República Dominicana, ciudadanos a modo de chanza, se han mofado de que Santiago, la segunda ciudad más importante de la nación, carezca de un malecón, y aunque esta afirmación parece obvia, ya que la Ciudad Corazón, incrustada en en el mismo centro de la nación caribeña, no tiene acceso al mar, sirve como analogía metafórica, a la realidad haitiana.

Así como es indispensable el mar para disfrutar de un hermoso malecón, en las sociedades, para vivir en democracia, es necesario gozar de estabilidad en todos los ámbitos, desde lo social hasta lo político y económico. Características inexistentes en la vecina nación.

A pesar de ser el primer país del Nuevo Mundo en lograr su independencia, el primero de enero de 1804, Haití ha vivido momentos efímeros de gloria, pero muchos de inestabilidad.

José Martí, en carta escrita a un amigo en 1892, describía Haití de la siguiente manera: “No vi jamás, en mi mucho ver, tierra más triste ni devastada que este rincón haitiano, que del vapor al entrar parece muerto, y no vive, en sus calles fangosas, más que de la limosna y de los apetitos», narrativa que parece no haber cambiado mucho, casi 130 años después.

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Un pueblo de más de 12 millones de habitantes, se erige como el país más pobre del continente y uno de los más pobres del mundo. Su realidad se agudiza, tras casi un año del asesinato de su presidente Jovenel Moïse, magnicidio que hasta el momento no ha sido resuelto y que pareciera no importar demasiado.

Todo esto, sumado a la desigualdad  social, donde no existe la clase media, (o eres muy muy rico, o eres muy muy pobre), pone en relieve la realidad de sus ciudadanos, que ven en otros países, incluido la República Dominicana, la ruta de escape a su realidad. Pero, ¿por qué ha fallado la democracia?

Durante el terremoto de 2010, donde cerca de 350,000 personas murieron y millones lo perdieron todo, las ayudas internacionales se volcaron, recaudando unos US$9.000 millones de dólares, dinero que, en su mayoría, no fue utilizado de manera transparente.

“Organizaciones de cooperación” instaladas en Haití tras el desastre, utilizaron los recursos sin fiscalización y no hubo manera de rastrear efectivamente las ayudas, acrecentando la devastación causada por uno de los fenómenos más mortíferos de su historia.

Entonces, si algunos se benefician del caos que genera la nulidad democrática en la nación, ¿se preocuparían esos sectores por regularizar un sistema político y social que les limitaría el crecimiento de sus arcas? 
La respuesta es…NO.

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Pero ante todo esto, no solo las élites se benefician del anarquismo, sino que actualmente, el país ve como se enfrentan las dos principales bandas criminales: Los 400 Mawoso y Chen Mechan, conflicto que en los últimos meses ha cobrado la vida de 148 personas.

Las víctimas mortales fueron, en muchos casos, quemadas vivas, algunas torturadas hasta morir y otras descuartizadas, según informes de organizaciones de Derechos Humanos.

A los 400 Mawoso se le atribuyen varios secuestros, incluyendo de dominicanos, por quienes se ha pedido hasta medio millón de dólares, dinero que nunca se ha confirmado si se desembolsó o no, para estas liberaciones que ya se han hecho efectivas.

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De ser así, quien o quienes hayan pagado los rescates, estarían financiando, de manera indirecta, a uno de los grupos armados más violentos y sanguinarios de Haití, cuyo arsenal sobrepasa con creces, el potencial de una débil policía local.

Ante esta realidad, obviada deliberadamente por la comunidad internacional, la República Dominicana no puede hacer mucho para disolver el problema, ya que su solución, está al otro lado de la frontera, donde grandes potencias han volteado la vista.

Por eso hoy, Haití carece de democracia, aunque su realidad es más fácil de revertir que Santiago tener un malecón, esto último, imposible de materializar aunque se intente.

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