Entre 18 países de América Latina y el Caribe, la República Dominicana es el décimo quinto con menor nivel de reservas de oro, incluso por debajo de Haití.
Los primeros quince con mayores niveles de reservas son Venezuela (161 toneladas), Brasil (130), México (120), Argentina (61,74) y Bolivia (34,79).
Siguen Perú (34,67), Ecuador (33,78 toneladas), Paraguay (8,19), Guatemala (6,89), Colombia (4,68), Trinidad y Tobago (1,95), Haití (1,81) y El Salvador (1,37).
Por último, con menos de una tonelada están Honduras (0,69 tonelada), República Dominicana (0,67), Chile (0,25), Uruguay (0,1) y Nicaragua (0).
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En su política sobre la posición de las reservas, el Banco Central de la República Dominicana ha sido poco agresivo o muy prudente en la compra de oro para fines de reservas.
Lo fue cuando era entendible que así procediera: en la época de total predominio del dólar como moneda de reservas no asomaba en el horizonte el riesgo de una crisis financiera en los Estados Unidos, y lo está siendo ahora, cuando el dólar, a pesar de que sigue siendo la principal divisa de reservas, ha registrado una pérdida relativa de influencia en algunas regiones del mundo y, además, cuando los expertos entienden que hay un riesgo real de que se presente una crisis de deuda en Estados Unidos, que de producirse provocaría una fuerte depreciación de la divisa estadounidense.
Particularmente, el consejero delegado de JP Morgan, Jamie Dimon, ha pronosticado una crisis financiera de gran envergadura en Estados Unidos, pues ha asegurado a la revista Fortune que Estados Unidos se enfrenta a una «rebelión» del mercado mundial.
Además, ha dicho que el récord de deuda estadounidense (el techo de la deuda del Gobierno supera ya los 34 billones de dólares) es «un precipicio… vamos a 60 millas por hora hacia él».
Ante esos temores, el oro se considera una inversión resistente. Los inversores consideran el oro como una cobertura contra la inflación, apostando porque los lingotes mantendrán su valor cuando suban los precios.
Varios bancos centrales han optado por «diversificarse» de los dólares estadounidenses y comprar oro en medio de la incertidumbre geopolítica, según un informe de investigación de UBS del 9 de abril.
Específicamente, las naciones no aliadas a Estados Unidos han estado acumulando oro para «alejarse de los dólares» y reducir su vulnerabilidad a las sanciones, según una nota de investigación de JP Morgan de marzo.
Esto, a su vez, ha impulso los precios del oro a niveles históricos.
Según Ulf Lindahl, CEO de Currency Research Associates, la demanda de oro por parte de los bancos centrales es señal de una menor dependencia del dólar. Los dólares son cada vez menos atractivos para los bancos centrales que quieren reducir su dependencia económica de Estados Unidos, ha planteado Lindahl.
La simple lógica podría llevarnos a pensar que en ese escenario, el Banco Central de la República Dominicana ha debido moverse en la dirección de dar mayor participación al oro en la composición de sus reservas internacionales.
Pero debíamos ser muy cautelosos en juzgar, porque el Banco Central ha sido muy diestro en el manejo de la política monetaria y no hay razones para que no lo sea también en su política sobre la composición de sus reservas.
Quizás lo que hace falta es una explicación sobre su estrategia.