Por un debate sin violencia física ni verbal sobre Haití

Por un debate sin violencia física ni verbal sobre Haití

La conjunción irrevocable de dos pueblos en una misma isla, La Hispaniola, genera un conflicto de múltiples aristas ligado a desigualdades culturales, sociales y de desarrollo y a cruentos antecedentes históricos que deben estar apartados ya de las actitudes a asumir en busca de la armonía de relaciones entre ambos pueblos mientras cada uno permanece en el espacio que le corresponde sin pretender agresiones a las mutuas soberanías.

Preocupantemente algunos dominicanos tienden a agruparse en posiciones enconadas sobre los dilemas de la diversidad de condiciones entre ambos territorios y el agravamiento de la crisis interna en Haití echa leña al fuego y repercute negativamente hacia este lado, de lo que el país tiene derecho a protegerse.

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Pero no resulta justo que un sector radicalizado opuesto a la coexistencia inevitable defienda su nacionalismo extremo con insultos de barricada y hasta con vías de hecho como ocurrió recientemente contra pacíficas manifestantes agredidas en el parque Colón por exaltar, desmeritando a los conquistadores, la herencia multirracial de la nación.

Acción ilegal de fuerza contraria al debate civilizado entre diferentes interpretaciones sobre la génesis de la colectividad dominicana, de la que no llega a excluirse necesariamente a quienes siempre han venido desde el otro lado de la frontera pero deben acogerse a reglas migratorias para coexistir con la sociedad dominicana respetando el orden y costumbres locales al integrarse al accionar productivo.

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