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El Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología tiene como propósitos fundamentales el definir los principios orientadores de la transformación de la educación postsecundaria y el de elaborar y llevar a cabo un plan de acción (entiéndase reforma) que permita mejorar la pertinencia y calidad de las universidades y de las demás instituciones de educación superior. La organización y ejecución de eventos tan delicados y complejos como esos se vieron y se ven facilitados por la coexistencia e interacción de diversos factores y circunstancias del contexto y del entorno educativo. Ante todo cabe destacar la polémica desatada en los escenarios académicos y políticos debido a las interpretaciones y recomendaciones de diversas agencias internacionales respecto a las estrategias de cambio y desarrollo de la educación superior. Otro elemento movilizador a considerar ha sido, y todavía lo sigue siendo, la reducción y reorientación de las inversiones en educación superior, decidida en el marco de las políticas adoptadas por algunos gobiernos de la América Española y el Caribe atendiendo a recomendaciones no siempre sabias de organismos internacionales. A todo ello se le agrega el alto interés político despertado por la educación debido a los progresos de los esquemas de integración subregional y la creciente preocupación social por la pertinencia y la calidad de los sistemas de educación superior generada por la UNESCO, mediante las múltiples consultas efectuadas a escala mundial y regional desde principios de los años 90 del pasado siglo 20 hasta el presente. La educación superior está nuevamente en discusión. Pero, mientras en la década de los años sesenta nadie, absolutamente nadie, dudaba del papel clave de la educación superior en los esfuerzos conducentes al desarrollo, y hasta se le atribuía el rol de motor principal del adelanto y la transformación social, el debate actual se caracteriza por la existencia de toda una escuela de pensamiento, sustentada incluso por algunos organismos internacionales de financiamiento, que ponen en tela de juicio la eficacia de la educación superior pública, cuestionan su rendimiento económico y social y la prioridad de las inversiones destinadas a ella.
A decir de las personas más entendidas en la materia, el debate sobre la educación superior se centra “en la contribución que ésta puede hacer a la modernidad, plasmada en un proyecto de sociedad comprometida con el desarrollo humano sustentable.
El estar a tono con los nuevos tiempos, para nosotros estriba en construir, desde nuestra propia identidad cultural, un modelo endógeno de desarrollo humano sustentable, que no excluya la apertura de la economía y la búsqueda (no la copia) de una inserción favorable en el actual contexto internacional.
Una amplia circulación de dos documentos sobre política de educación superior está teniendo lugar en los medios académicos; uno de ellos, por el Banco Mundial, y el otro por la UNESCO. Ambos documentos examinan la situación actual y las perspectivas de la educación superior, haciendo énfasis sobre su calidad, pertinencia y financiamiento. Pero, mientras el documento del Banco Mundial presenta a las universidades, especialmente las públicas, como parte de la problemática de la sociedad contemporánea, el de la UNESCO asume su análisis desde la perspectiva del aporte de las universidades al desarrollo y progreso de las naciones. Es decir, el Banco Mundial ve las universidades como parte del problema y la UNESCO como parte de la solución. Los aludidos documentos parten de escalas de valores y concepciones muy distintas. El del Banco Mundial está inspirado en una concepción economicista; y el de la UNESCO en una concepción humanista. Los aludidos documentos están llamados a tener un gran impacto en el debate sobre la educación superior, de manera destacada en lo referente al financiamiento de las universidades públicas. Volveremos sobre el tema.