En un mundo donde los precios suben y bajan sin control, la tendencia descendente de la cotización del petróleo es viento de cola para países importadores netos como nosotros.
No obstante recortes coordinados por Arabia Saudita y Rusia para mantener alto y ascendente el precio, la pasada semana el barril de petróleo WTI se cotizo en US$77.17, el menor desde mayo (US$68.09) por desplome de la demanda, China que es el mayor consumidor de petróleo del mundo, crece por debajo de lo pronosticado inicialmente, en octubre sus exportaciones se contrajeron 6.4%.
Según la historia económica, la subida y bajada del petróleo en las bolsas es temporal y luego se estabiliza, cuando el cambio es brusco y duradero, reduce el crecimiento del PIB real y aumenta el Índice de Precios al Consumidor en el corto plazo en países importadores netos del producto, tiene un efecto similar al de un impuesto a su importación y consumo.
Los que siguen son mis cálculos con noticias muy buenas, la economía va muy bien. Si la tendencia descendente no se revierte, el precio medio que pagamos de US$81.76 en 2022 podría bajar a US$60 en 2023, y de 73 millones de barriles que consumimos, la cantidad de 200.7 mil diarios, con el PIB real creciendo 4.9%, se reduciría a 71 millones de barriles, 194 mil diarios, y el crecimiento alrededor de 3% en 2023. Es decir, un menor consumo de combustibles coherente con los casi 2 puntos porcentuales de reducción de crecimiento de la actividad económica en 2023.
Efecto sobre la inflación, el gobierno trasladó el menor precio y además subsidió a consumidores de combustibles, con lo que restó décimas de punto al Índice de Precios al Consumidor, y otros tantos de manera indirecta, por menor costo de los demás bienes y servicios. El Banco Central identificó el precio del dinero como su principal herramienta para bajar la inflación sin paralelismo histórico por las perturbaciones de la pandemia a la cadena de suministros, lo combinó con la mencionada reducción de precios de los combustibles, el resultado fue que en la región nuestro país fue el primero en reducir y estabilizar la inflación en su rango meta de 4%, sin recesión y aumento del desempleo.
En cuanto a la factura de combustibles, se puede esperar que se reduzca de US$5,991 millones en 2022 a US$4,300 millones en 2023, fácilmente financiable con las crecientes entradas de dólares al país por inversión extranjera directa, turismo y remesas de los dominicanos en el exterior.
Finalizo esta nota citando estadísticas oficiales, que reportan que nuestra economía es cada vez menos dependiente y vulnerable al precio del petróleo. En 1994 consumía 2.2 millones de barriles por cada millón de dólares de PIB, se redujo a 2.1 millones en 2000, a 1.3 millones en 2005, a la cantidad de 967 mil barriles en 2012, a 716 mil en 2020 y a 643 mil barriles en 2022.
Es decir, en 28 años nuestra economía aumentó su eficiencia energética petrolífera en 71% (643,000/2,200,00), y 10% (643,000/716.000) de manera particular en los primeros dos años de gobierno de Luis Abinader, coherente con percepciones económicas lo explica la evolución del PIB por habitante, que creció más deprisa que en los gobiernos anteriores, y la especialización productiva, en el PIB, el turismo y servicios ganaron peso relativo a costa del cemento y construcción.