Inspirado en el Papa Francisco tomamos su expresión contenida en carta enviada a un amigo para titular esta colaboración. En ella, que puede leerse en https://www.bing.com/search? q=la+vida+despues+de+la+ pandemia+Francisco+papa&cvid= 4ded13492860423080dfc64ed9efe8 ed&FORM=ANAB01&PC=U531, exhorta a prepararnos para el después en lugar de regodearnos en las calamidades causadas por COVID19, lo cual implica profundas transformaciones personales y sociales.
Socialmente no es posible seguir con un orden económico caracterizado por rentismo y especulación, sacrificando producción, generando desempleo, subempleo o informalidad, que impide recepción de ingresos para satisfacer plenamente necesidades de trabajadores; descuidando producción esencial (Ej.:Alimentos) para favorecer suntuosidades y vicios; seguir inmutables ante desequilibrios demoterritoriales-ambientales, asentándose pobladores en barrios urbanos hacinados y promiscuos mientras nuestros campos agropecuarios se despueblan; seguir administrando rentas publicas sin prever reservas para enfrentar contingencias y evitar déficitsconducentes a endeudamientospara cubrir gastos improductivos, inhibidores del emprendimiento y fomentadores del clientelismo para sostener ambiciones políticas, en lugar de destinarlos a infraestructura productiva y superar precariedades en servicios como abastecimiento de agua y disposición de residuos. Ni seguir depredando nuestros recursos naturales y desequilibrando nuestra biodiversidad.
Todo ello para prevenir, mitigar y/o controlar amenazas virológicos.
El Papa Franciscoen su carta advierte agravamientos de situaciones pos-pandémicas: Hambre que expele la salida de hogares para procurar alimentos; desempleo y/o falta de trabajo fijo ocasionantes de ingresos insuficientes; usura y/o especulación por parte de inescrupulosos aprovechándose de precariedades y pánicos; violencia detonante causada por irritación e indefensión ante ejercicios ineficaces e irresponsables de autoridades; delincuencia impulsada por desesperanzas e impunidades ante delincuencia de cuello blanco.
Prepararse para el después implica encarar lo de ahora sin volver a lo de antes, reclamando requisitos compatible s con un liderazgo renovado.
Inspirado ahora en la intervención de Fernando Capellán,https://listindiario. com/economia/2020/05/19/ 618270/empresario-destaca- potencial-de-zonas-francas- dominicanas citamos algunos:
Requiérese estar ampliamente informado a través de servicios de inteligencias económicos y tecnológicos de cómo evolucionan internacionalmente sociedades,economía y reacciones gubernamentales.
Requiérese creatividad para concebir soluciones diferentes a los problemas de antes. Al decir de Einstein. “No podemos obtener resultados diferentes si seguimos haciendo lo mismo”.
Requiérese audacia para implementar e implantar nuevos esquemas de comportamiento y acción, venciendo rutina y ortodoxias propias de acomodados en el establishment temiendo encarar retos y desafíos de un mundo nuevo.
Requiérese inscribirse en la innovación,apuntalándola desde nuestro sistema de enseñanza,hoy aferrada a modelos de aprendizajeen obsolescenciaante avances científicos y tecnológicos.
Requiérese conformar con todo ello regímenes de competencia nacional para alcanzar competitividad internacional.
Requiérese finalmente abandonar mediocridad y mezquindad inspiradoras de celos y afán de protagonismo en una burocracia incapaz de subsistir dentro de regímenes políticos desprovistos de privilegios alcanzados manejando recursos del erario aportados por contribuyentes.
Socialmente no es posible seguir con un orden económico caracterizado por rentismo y especulación, sacrificando producción, generando desempleo, subempleo o informalidad, que impide recepción de ingresos para satisfacer plenamente necesidades de trabajadores; descuidando producción esencial (Ej.:Alimentos) para favorecer suntuosidades y vicios; seguir inmutables ante desequilibrios demoterritoriales-ambientales, asentándose pobladores en barrios urbanos hacinados y promiscuos mientras nuestros campos agropecuarios se despueblan; seguir administrando rentas publicas sin prever reservas para enfrentar contingencias y evitar déficitsconducentes a endeudamientospara cubrir gastos improductivos, inhibidores del emprendimiento y fomentadores del clientelismo para sostener ambiciones políticas, en lugar de destinarlos a infraestructura productiva y superar precariedades en servicios como abastecimiento de agua y disposición de residuos. Ni seguir depredando nuestros recursos naturales y desequilibrando nuestra biodiversidad.
Todo ello para prevenir, mitigar y/o controlar amenazas virológicos.
El Papa Franciscoen su carta advierte agravamientos de situaciones pos-pandémicas: Hambre que expele la salida de hogares para procurar alimentos; desempleo y/o falta de trabajo fijo ocasionantes de ingresos insuficientes; usura y/o especulación por parte de inescrupulosos aprovechándose de precariedades y pánicos; violencia detonante causada por irritación e indefensión ante ejercicios ineficaces e irresponsables de autoridades; delincuencia impulsada por desesperanzas e impunidades ante delincuencia de cuello blanco.
Prepararse para el después implica encarar lo de ahora sin volver a lo de antes, reclamando requisitos compatible
Inspirado ahora en la intervención de Fernando Capellán,https://listindiario.
Requiérese estar ampliamente informado a través de servicios de inteligencias económicos y tecnológicos de cómo evolucionan internacionalmente sociedades,economía y reacciones gubernamentales.
Requiérese creatividad para concebir soluciones diferentes a los problemas de antes. Al decir de Einstein. “No podemos obtener resultados diferentes si seguimos haciendo lo mismo”.
Requiérese audacia para implementar e implantar nuevos esquemas de comportamiento y acción, venciendo rutina y ortodoxias propias de acomodados en el establishment temiendo encarar retos y desafíos de un mundo nuevo.
Requiérese inscribirse en la innovación,apuntalándola desde nuestro sistema de enseñanza,hoy aferrada a modelos de aprendizajeen obsolescenciaante avances científicos y tecnológicos.
Requiérese conformar con todo ello regímenes de competencia nacional para alcanzar competitividad internacional.
Requiérese finalmente abandonar mediocridad y mezquindad inspiradoras de celos y afán de protagonismo en una burocracia incapaz de subsistir dentro de regímenes políticos desprovistos de privilegios alcanzados manejando recursos del erario aportados por contribuyentes.
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