BUENOS AIRES. La presidenta argentina Cristina Kirchner, una peronista de centroizquierda, y su sucesor, el liberal de derecha Mauricio Macri, mantuvieron el martes un encuentro a solas, en la transición al traspaso del poder dentro de 16 días. «Estuvimos solos.
Fue un mano a mano. Me dijo que me había convocado para darme una felicitación personal. Pero no valió la pena. No habrá ningún encuentro entre nuestros ministros», dijo horas después Macri (56 años) al canal TN. Macri permaneció una hora en la residencia oficial de Olivos (periferia norte de Buenos Aires), pero la audiencia duró 20 minutos, según fuentes macristas. Macri había anunciado el comienzo de un «cambio de época» en el país, dividido a la luz del ajustado balotaje del domingo en que se impuso por menos de tres puntos a Daniel Scioli, el candidato apoyado por Kirchner.
Al salir de Olivos, el mandatario electo había manifestado que «fue una reunión muy cordial» y que habrá «el 10 de diciembre una linda ceremonia de traspaso» del mando. Pero de pronto se interrumpió por el tumulto de periodistas, policías y algunos partidarios. Giró sobre sus talones y dejó el lugar por otra salida.
El gobierno no formuló comentarios. Fuentes macristas habían comentado a la prensa que uno de los pedidos a Kirchner era las renuncias anticipadas de dos altos funcionarios kirchneristas, la Procuradora Fiscal (jefa de fiscales), Alejandra Gils Carbó, y el jefe del ente regulador de medios audiovisuales, Martín Sabbatella. Por ley podrían mantenerse en el puesto, pero Macri intenta nombrar a otros funcionarios. El jefe de Estado electo avanzó el martes en anunciar dos puestos en su gabinete. La canciller será Susana Malcorra, jefa de gabinete del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.