El pasado domingo por la noche los dominicanos demostraron de manera pacífica su descontento con las medidas tributarias que ha decidido el gobierno llevar a cabo. El cacerolazo, que no es más que una forma no violenta de protestar, llegó para quedarse en el pueblo dominicano. La última vez que escuchamos cacerolas sonar por doquier fue cuando en el gobierno del Presidente Medina, se suspendieron las elecciones municipales de 2020. Ayer por la noche, el gobierno reelegido del Presidente Abinader, probó por primera vez la manifestación del descontento de la sociedad dominicana con las medidas que buscan aumentar la recaudación de las arcas públicas.
En tal sentido, es algo lógico y casi obligatorio que la gente no esté de acuerdo con pagar más por cualquier bien o servicio. El gobierno debe ahora andar con cuidado, escuchar a todos los sectores (todos alzaron su voz de protesta) y sacar adelante una ley de modernización fiscal que no abra aún más las heridas de la inconformidad por la situación económica, la falta de empleo, los apagones, la migración ilegal haitiana y la delincuencia. El pueblo ha tenido una cierta paciencia con el actual gobierno, pero dicen célebres canciones de ayer: “Todo tiene su final” y hasta el “Amor acaba”. Pudiera estarse incubando el divorcio del pueblo dominicano con la manera de gobernar del PRM , lo cual pudiera ser letal para su candidato presidencial en el 2028 , que no será Luis Abinader , por lo tanto no será un Presidente en reelección ; y aunque la oposición todavía no da señales de unidad , no hay nada que detenga a un pueblo cuando decide salir de un gobierno ; y entonces , esto pudiera ser una razón para que la oposición se una , al ver que ciertamente tiene posibilidades de desplazar al oficialismo . Es muy temprano para emitir esta alerta, faltan 4 años para votar nuevamente, pero es precisamente porque es un gobierno “nuevo” que puedo decir que a tan solo días de la continuidad de Abinader, hay demasiada inconformidad, y muchas reformas que implementar.
De modo que, para nadie es un secreto que el gobierno necesita dinero, que la fiesta de préstamos no puede seguir, y que de seguir así, la situación de la República Dominicana, podría complicarse aún más. Los que tienen alguna experiencia de Estado y algunos otros que tienen dos dedos de frente, están convencidos de que se necesita aumentar las recaudaciones del Estado, y no sólo para que el gobierno pueda invertir más en áreas sensibles y necesarias, si no también para evitar una crisis de deuda mayor y que las calificadoras de riesgo nos anoten en su lista negra.
Finalmente, me tomo el atrevimiento de hacerle estas recomendaciones al primer mandatario de la República, porque si no se establece el menor impacto social en la mejor reforma posible, podríamos vivir momentos de protesta social, ya no tan pacifica como hacer sonar una cacerola. Tal vez se puede vivir una experiencia parecida a Kenia, donde el Presidente Ruto tuvo que olvidarse de su ley de finanzas en el pasado junio de este año, y asumir unas medidas de austeridad bestiales para que gastar menos.