Desde su confortable prisión domiciliaria en una esbelta torre en el Polígono Central el exprocurador Jean Alaín Rodríguez, acusado de estafar al Estado dominicano con más de seis mil millones de pesos, acaba de inaugurar su canal de YouTube, que como todo el mundo sospechó desde que hizo el anuncio horas antes de iniciar su transmisión será utilizado para defender su presunta inocencia.
Por eso no fue sorpresa para nadie que desde la primera entrega de su programa “Justicia y Derecho”, en el que prometió tratar temas “de interés para todos”, lo utilizara para criticar “la supuesta” lucha contra la corrupción y refutar las acusaciones en su contra, que reiteró son el producto de la sed de venganza de sus perseguidores. Pero también para narrar las penurias por las que pasó en los 18 meses que guardó prisión preventiva, de los cuales duró un año completo sin ver el sol. “Tenía que trabajar mi defensa tirado en el piso, porque por cerca de un año no me permitían ni una sillita plástica”.
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Pero todo eso, como se ve, ya quedó en el pasado, aunque de seguro permanecerá en su memoria como un mal recuerdo en alguien que, como él mismo se describió, hasta ser apresado nunca había tenido ni siquiera una multa de tránsito. Ahora, como preso de confianza, puede ir a trabajar a su oficina dos veces a la semana, y hasta se le permite tener su propio canal de Youtube para ejercer su derecho a expresarse libremente no obstante su condición, una suerte que ya quisiera tener cualquiera de los más de 25 mil presos que registra nuestro sistema penitenciario, de los cuales más de 15 mil son preventivos, es decir un 60 por ciento.
Y en lo que el hacha va y viene, el proceso que se le sigue en la justicia camina con la lentitud de una tortuga con reumatismo gracias a la soporífera lectura del interminable expediente (12,274 páginas) que le instrumentó el Ministerio Público, que no tomó en cuenta que en la sala de audiencias no hay suficientes camas para tanta gente.