Prevenir más que remediar

Prevenir más que remediar

Guillermo Caram

El sacerdote y humanista Erasmo de Roterdam consignó esta frase en sus proverbios hace más de 500 años. La recordamos a propósito de reacciones gubernamentales ante calamidades recientemente presentadas, partiendo de lluvias que ocasionaron daños severos.

Esas lluvias lavaron montañas despojadas de árboles y vegetaciones que hubieran protegido y retenido aguas y suelos. Al no disponer barreras vegetales, las aguas arrastraron suelos, convirtiéndose en lodo que inundaron poblados, calles, viviendas, propiedades, explotaciones agrícolas; alterando cauces de ríos.

Y aumentando sedimentos en nuestras presas disminuyendo capacidad de almacenaje de agua.

Coincidentemente se conmemoró el Día Mundial del Ambiente para el cual el Gobierno inició un sofisticado Plan de Reforestación con la siembra de un arbolito por el presidente Abinader.

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Este arbolito sembrado, como han hecho miles de funcionarios y ejecutivos, correrá la misma suerte desforestable. ¿Cuántas fotos hemos visto por años sembrando arbolitos y sin embargo persisten deslaves por lluvias?

El mejor tributo a rendir el Día del Medio Ambiente hubiera sido detener contundentemente deforestación: tumba de árboles, tala de vegetaciones, prohibición de actividades económicas y asentamientos humanos inapropiadas y evitar acumulación de desperdicios (plásticos).

Detener deforestación sería prevención. Reforestar es remediar.

Ojalá que autoridades internalizaran cultura de prevención para no tener que remediar: Advertir malas noticias, como avance del COVID, y no solo alborozarse ante buenas, a veces pírricas como la resolución sobre empleadas domésticas; no encubrir informaciones ante calamidades como el propietario del vehículo que embistió ómnibus de estudiantes en Hato Mayor y responsabilidades de autoridades por no hacer cumplir disposiciones; explicar explosiones separadas pero simultaneas de barcos en Puerto Plata; evitar repatriaciones como la de Dajabón, que plásticos se sumen al sargazo para degradar nuestros litorales; detener pretensiones de la ADP de controlar educación, sometiéndola a la justicia por daños y perjuicios; que Espectáculos Públicos haga valer su autoridad frente a los ALOFOKE. Y dejar de plantear soluciones “light”, bicicletas públicas, a problemas complejos y gravísimos como transporte.

Con precauciones como estas, tendríamos menos calamidades que remediar.