El neologismo del título se explica por sí solo, ya que su raíz se sobre entiende que es el vocablo disparate y el sufijo se refiere a ciencia o disciplina sobre cualquier materia o enseñanza. Quiero referirme en este primer capítulo de mi nueva ciencia, a la epidemia de vehículos mal estacionados o parqueados impidiendo el tránsito normal a su alrededor y a un programa que creo han llamado “parquéate bien” disparate mayúsculo porque ni la policía nacional, ni ningún ayuntamiento o gobernación provincial tienen el número de grúas necesarias ni el terreno adecuado para colocar los vehículos apresados y resulta ridículo, estúpido o disparatoso que una ciudad con apenas dos o tres grúas pueda hacer cumplir el reglamento o la ley de tránsito a 50 conductores violadores simultáneos de la ley relativa a la interrupción ilegal de la circulación normal de los demás vehículos.
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Dictar leyes o reglamentos que no se podrán hacer cumplir es un soberbio disparate con el cual se ganan las autoridades un 100 en este primer capítulo de disparatología.