La primera dama de Haití, Martine Moïse dijo que piensa seriamente postularse a la presidencia de su país, según reveló el diario The New York Times en la única entrevista publicada este viernes que concedió la esposa de Jovenel Moïse desde el día del magnicidio, hasta ahora.
«Una vez que se someta a más cirugías en su brazo herido. Ya se sometió a dos cirugías y los médicos ahora planean implantar nervios de sus pies en su brazo, dijo. Es posible que nunca recupere el uso de su brazo derecho, dijo, y solo puede mover dos dedos», publica el periódico newyorquino sobre las intenciones que le externó Martine de correr para presidenta de su nación, luego que se trate su problemas de salud tras el atentado en el que murió su esposo.
«El presidente Jovenel tuvo una visión, y los haitianos no vamos a dejar que eso muera», aseguró la primera dama.
Previo a revelar sus intenciones políticas, la Martine narró al diario estadounidense todo lo que sucedió dentro de la habitación el día que mataron a su esposo.
Con el codo destrozado por los disparos, la boca llena de sangre y sin poder respirar, la primera dama de Haití yacía en el suelo junto a su cama, mientras veía cómo los asesinos de su marido, el presidente Jovenel Moïse, irrumpían en la habitación.
“Lo único que vi antes de que lo mataran fueron sus botas”, dijo Martine Moïse sobre el momento en que su esposo fue asesinado a tiros junto a ella, de acuerdo a The New York Times. “Luego cerré los ojos y no vi nada más”, agregó.
Mientras los atacantes inspeccionaban los archivos de su marido en la habitación, pudo escuchar en español lo que decían. “No es eso”, repetían, y seguían buscando. Hasta que finalmente uno afirmó: “Eso es”.
Acto seguido los asesinos abandonaron la habitación, pero antes le apuntaron con una linterna en los ojos para comprobar si aún seguía viva. “Pensaban que estaba muerta”, sostiene en una entrevista con The New York Times, la primera tras el trágico incidente del pasado 7 de julio.
Martine Moïse, de 47 años, describió el dolor que sintió al ver cómo su marido, un hombre con el que había compartido 25 años, era asesinado delante de ella. De todas maneras, no se animó a revivir los ensordecedores disparos, el temblor de las paredes y las ventanas, la aterradora certeza de que sus hijos también serían asesinados, el horror de ver el cuerpo de su marido y su lucha para levantarse del suelo después de que los asesinos se fueran de la habitación.