Hoy 
Prioridad eléctrica que va más allá de subir precios finales. El golpe a consumidores de bajo nivel que propina el incremento tarifario energético no reduciría el efecto de las distorsiones que de viejo castigan al sistema como los déficits de caja porque deja de cobrarse un 30% de la energía puesta en línea.
A la incapacidad de recuperar lo invertido se suman sobrecostos por pérdidas técnicas en transmisión pendientes de resolver y por una desafortunada decisión de comprar carbón a precios superiores al promedio internacional.
El mundo está sumido en una crisis de aprovisionamientos por la guerra y una pandemia que elevan precios de combustibles para mover turbinas y traerlos al país, adversidades externas que deben ser amortiguadas con racionalidad y ahorros operativos para evitar que el pueblo reciba la peor parte.
República Dominicana figura en este momento entre los países más castigados por la inflación y el alza eléctrica viene a coincidir con constreñimientos por disciplina monetaria que restarían liquidez y movilidad a la economía al tiempo de sufrir el turismo una sustancial merma de vacacionistas.
Surgen pronósticos de mayor desempleo y de menor capacidad de las familias para sufragar gastos llamados a subir porque producir bienes y servicios depende sustancialmente de la energía encarecida.
Debería estudiarse la aplicación de un reajuste contractual al pago que da pie a una excesiva rentabilidad al sector privado que genera electricidad. Nunca pierde. Siempre gana.
