Los programas de prevención de enfermedades que cobran muchas vidas entre personas que no se anticipan prudentemente a los males deben incluir campañas informativas y educativas de la mayor penetración. Una diversidad de promociones de todo género deberían estar, por decisión oficial, más orientadas a la salud del pueblo llano tomando en cuenta la conveniencia de dirigir la atención de la gente hacia revisiones que permiten detectar las tempranas señales de cáncer en próstatas, senos o de útero. Atenta a manifestaciones orgánicas precursoras de infartos o accidentes cerebro-vasculares o que se transformarían en tumores. Resaltar con insistencia de difusión el hecho de que algunas costumbres y consumos excesivos abren las puertas a enfermedades catastróficas. En las mentes de los ciudadanos limitados por la ignorancia debe fomentarse la autoprotección contra patologías cuyas prevalencias pueden ser contrarrestadas con campañas motivacionales.
La poca socialización de los problemas de salud en el país determina en parte algunas de las altas tasas de mortalidad. La publicidad del Estado alcanza dimensión descomunal, con un consumo presupuestal arrasador de recursos, casi toda ella dirigida a exaltar la imagen de quienes gobiernan y subrayando resultados de gestión. Una justiciera e inteligente reingeniería debería reservar buena parte de ella a generar prácticas saludables en la colectividad.
Campaña «Soy Santo Domingo»
¡Sí! el Distrito Nacional necesita mucha autocrítica y propósito de enmienda en sus habitantes. Citemos a Cantinflas cuando en una de sus hilarantes películas dijo: «La ciudad más limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia». Es mucho lo que individualmente puede hacerse para la mejoría urbana. Incluso, si se dejase de desperdiciar el agua tan masiva e irresponsablemente, el acueducto capitalino alcanzaría para el doble de la gente que aquí vive, y así extender ía sus redes.
La alcaldía capitaleña emprende hoy un programa de orientación para cambiar la actitud de muchos munícipes y lograr mayor protección al ambiente; que se reconozca la necesidad de aportar los granitos de arena del civismo con actuaciones favorables a los espacios citadinos de los que tanto se abusa en diferentes formas. A participar en la causa.