“Privilegio exorbitante”

“Privilegio exorbitante”

Juan Temístocles Montás

A mediados de los 60, del siglo pasado, el entonces ministro de finanzas de Francia en el gobierno de Charles de Gaulle, Valery Giscard D’Estaing, describió como “privilegio exorbitante” el dominio que ejercía el dólar de los Estados Unidos al ser la unidad principal en la que se facturaba el comercio mundial, se establecían los precios de los productos básicos y se liquidaban las transacciones financieras internacionales. También, por ser un activo principal que los bancos centrales poseían como moneda de reserva. Esa situación ha continuado hasta el día de hoy.

El planteamiento de d`Estaing llevó a Barry Eichengreen, brillante profesor de economía y de ciencias políticas en la Universidad de Berkeley, en California, a escribir un libro bajo el título “Exorbitant Privilege: The Rise and Fall of the Dollar and the Future of International Monetary System”; lo publicó en 2011. Traducido al español: Exorbitante Privilegio: El Ascenso y la Caída del Dólar y el Futuro de Sistema Monetario Internacional.

Entre las razones que llevaron a d`Estaing a emitir sus declaraciones se encuentra el hecho de que, como moneda de reserva global, el dólar le otorgaba a los Estados Unidos ciertos privilegios, como la capacidad de financiar déficits crónicos y mantener altos niveles de endeudamiento sin tener que enfrentar las mismas condiciones que otras naciones.

También, que el dominio del dólar implicaba que muchos países tenían que mantener grandes reservas de esta moneda para respaldar sus transacciones comerciales internacionales, lo que generaba una dependencia económica de Estados Unidos y limitaba la capacidad de otros países para utilizar sus propias monedas en transacciones internacionales. El entonces ministro de finanzas de Francia llamó la atención al hecho de que esa dependencia era injusta y obstaculizaba el desarrollo económico de otros países.

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Además d`Estaing consideraba que, tener el dólar como moneda de referencia otorgaba a Estados Unidos un control significativo sobre el sistema financiero global, permitiéndole influir en los flujos financieros internacionales, en las políticas monetarias y las regulaciones financieras a nivel internacional. Todo eso contribuía a debilitar la soberanía económica de otros países.

Otro aspecto destacado es el relativo al riesgo de volatilidad financiera asociado al predominio del dólar. Como gran parte del comercio y las inversiones a nivel internacional se realizan en dólares, cualquier cambio significativo en el valor o la política monetaria de Estados Unidos puede tener efectos profundos en los mercados financieros globales, generando crisis económicas en países que dependen en gran medida de la estabilidad del sistema financiero internacional.

Otra consideración aducida es que, el predominio del dólar reflejaba una falta de representatividad y participación equitativa en la toma de decisiones globales, generándose un desequilibrio en la distribución del poder económico y político a nivel mundial.

Cabe recordar que, en aquel entonces, la economía de los Estados Unidos representaba más del 33% del producto interno bruto mundial. Ese país era la principal economía del mundo y desempeñaba un papel dominante en los mercados globales. Hoy, la situación es otra.

El año pasado (2022), la economía norteamericana sólo representó el 15.6% de la economía mundial, un peso significativamente disminuido, debido a la emergencia de nuevos poderes económicos en el transcurso de las décadas. China, que en 1965 representaba el 6.4% de la economía mundial, hoy representa el 18.5%.

En este nuevo contexto, los señalamientos de d`Estaing, expresados en 1965, tienen hoy más fuerza que nunca. El mundo ha cambiado, pero los Estados Unidos siguen utilizando su moneda como arma política a su favor y como un instrumento de hegemonía. Y eso es lo que está llevando a muchos países a buscar alternativa al dólar.

En junio de 2022, en una cumbre de los líderes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica se anunció que los países BRICS desarrollarían una nueva moneda de reserva internacional. Ya muchos países están comerciando en otras monedas.

La declaración esta semana de la secretaria del Tesoro Yanet Yellen en su comparecencia ante el Congreso, anticipando que se debe esperar una lenta caída del dólar a lo largo del tiempo como moneda de reserva es un corolario riguroso y elocuente.

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