Con la convención raquítica y secuestrada del viejo Partido Revolucionario Dominicano de Miguel Vargas Maldonado y su grupo, que tiene lugar hoy; y el surgimiento del Partido Revolucionario Mayoritario, PRM, que comenzó a oficializarse la semana pasada, quedan deslindados los campos dentro de la que ha sido la principal fuerza política del país de los últimos 50 años.
La transformación del PRD, fruto de la manipulación de una minoría con el apoyo del PLD en el control del partido, sigue la tradición de muchas fuerzas políticas a nivel internacional. Así, en la Rusia de los Zares el Partido Social Demócrata se escindió en 1916 entre los Bolcheviques (mayoritarios) y los Mencheviques (minoritarios), quedando finalmente los primeros con el control del partido y del gobierno. Igualmente, el Partido Revolucionario Cubano, principal responsable del derrocamiento de Machado en Cuba en 1933, dio lugar a la aparición del Partido Revolucionario Auténtico de Ramón Grau San Martín, el que finalmente llegó al poder en 1944, mientras el otro desaparecía. Del mismo modo, amplias coaliciones de partidos y agrupaciones asumieron el protagonismo político en América Latina junto a sectores importantes de partidos tradicionales que contribuyeron a integrarlas, como han sido los casos de Chile y Colombia, que son casos de convergencia exitosa en la vida pública de esos países.
Es cierto que las siglas y otros símbolos son factores de cohesión en el imaginario político electoral, pero cuando éstas han sido, como es el caso del PRD, controladas por un grupo de dirigentes carentes de calidad moral, intelectual y social para asumir el control absoluto de un partido, esto no es suficiente para permitir que se construya un gran partido. Los acontecimientos que se producirán en los próximos meses, así lo demostrarán.
Por el lado del PRM/Convergencia, el reto principal consiste en establecer un equilibrio entre los sectores que han actuado dentro del PRD con las personalidades y grupos políticos que se han de integrar a dicha coalición, en los cuales las ambiciones y personalismos deben ceder espacio a la razón y a los proyectos programáticos capaces de aglutinarlo en un bloque sólido que resista la manipulación y presiones contrarias a su eventual éxito.
Y es que la política partidaria se alimenta normalmente de tres ejes fundamentales: los intereses, las ideas políticas y los sentimientos de la población. Los intereses provienen de los grupos y personas que las integran, las ideas de los programas e idearios que postulen sus dirigentes y militantes, y los sentimientos son el producto de las vivencias y los discursos enarbolados por quienes dirigen dichas fuerzas. Los intereses han predominado ampliamente durante los últimos años en la política dominicana. Las ideas, muchas de ellas olvidadas o pervertido, y los sentimientos se han nutrido de los momentos de lucha y éxitos de quienes se han sentido en el poder con estos en el último medio siglo.
Queda en manos de los dirigentes mayores y menores, viejos y nuevos, la responsabilidad de convertir al PRM/Convergencia en la fuerza renovadora de la política nacional que muchos esperamos…