Problemas de tránsito

Problemas de tránsito

Claudio Acosta

Los carros del concho, viejos, destartalados, incómodos y contaminantes, son parte del caos del tránsito que nos agobia hasta hacernos perder los estribos, pero no ha habido manera, a pesar de los anuncios de varios gobiernos a lo largo de los últimos 30 años, de sacarlos de circulación, probablemente porque el padrefamilismo, aliado permanente de la demagogia y el populismo, se ha erigido como un obstáculo insalvable para eliminar de una vez por todas un sistema de transporte costoso e inseguro.

Sacar de circulación los carros del concho no va a resolver el caos del tránsito aunque sí lo aliviaría bastante, pero los responsables de enfrentar ese problema, que no para de crecer y complicarse, ni siquiera se plantean la posibilidad de mirar para allá.

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También se niegan a ver lo que todos los que salimos a las calles a poner a prueba el temple de nuestra paciencia identificamos como un factor determinante del desorden en que vivimos: los motoristas. ¿Por qué se les permite violar todas las leyes sin ninguna consecuencia? ¿Por qué son demasiados y los agentes de la Digesett son muy pocos? ¿Por qué María estaba lavando y de repente se le acabó el jabón?

Al participar este lunes en su rueda de prensa semanal el presidente Luis Abinader citó, como uno de los factores responsables del caos en el tránsito, el crecimiento del parque vehicular. Lo que obliga, según el mandatario, a buscar grandes soluciones, la mayoría de las cuales requieren mucho dinero, como lo sería construir más teleféricos y continuar ampliando las líneas del Metro.

Y es lógico que así sea porque se trata de un problema que dejamos crecer sin control, pero otras soluciones, como sacar el concho de las calles y meter en cintura a los motoristas, no requieren de tanto dinero pero sí de la cantidad necesaria de “voluntad política”. Que bien puede definirse como la mejor excusa de los políticos, y también la más cínica, para no hacer lo que tienen que hacer sino lo que les conviene.