Hace pocos días se celebró la novena conferencia ministerial del Foro de Cooperación China-África (Focac), preparatoria de una próxima cumbre, a la cual asistieron 53 países representados por cancilleres y ministros de Economía, además de la Unión Africana, la ONU y otras organizaciones regionales e internacionales.
Aunque la reunión era ministerial, asistieron múltiples jefes de Estado y de Gobierno, expresión de la alta valoración que los africanos dan a la calidad de sus vínculos con China. En las reuniones bilaterales de alto nivel con Xi Jinping, presidente de la República Popular de China, acordaron elevar las relaciones a un nivel de integración estratégica como parte del esfuerzo común para construir un futuro de bienestar compartido.
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Focac se creó en el 2000 y marcó un punto álgido de las relaciones entre chinos y africanos que, desde entonces, no han hecho más que profundizarse y diversificarse, resultando el escenario idóneo para debatir y acordar grandes planes para consolidar la amistad y cooperación entre ambas partes. Juntos promueven la Iniciativa para el Desarrollo Global. La ejecución del programa de la Franja y la Ruta de la Seda del siglo XXI, han sido relevantes catalizadores.
En la apertura, Xi Jinping anunció la ejecución, en tres años, de diez acciones de “asociación para la modernización”, que abarca una profunda apertura comercial, cooperación en industria, infraestructura, mil proyectos de bienestar, salud y educación, asistencia alimentaria, energía limpia y apoyo de seguridad. Para su ejecución, China destinará 50 mil millones de dólares en diferentes partidas.
En 2023 el comercio bilateral alcanzó los 282, 100 millones de dólares y de enero a julio de 2024 llegó 166, 480 millones de dólares. Por 15 años China ha sido el principal socio comercial de África. A diciembre 2023 la inversión directa rebasaba los 40 mil millones de dólares.
Las metrópolis coloniales, que expoliaron el continente por siglos y ahora lo habían olvidado, aspiran a lo imposible: desplazar a China. No pueden igualar la cooperación de Beijing, aunque ésta aplaudiría que concurrieran, de verdad, en apoyo de los africanos. Aunque tratan de denigrar la valiosa cooperación china con el continente, no pueden ocultar, por ejemplo, según la británica Debt Justice, que mientras la deuda de África con la banca internacional es 35% del total, con China es del 12%, sin contar la condonación a decenas de naciones pobres.
Definitivamente, Xi define la relación bilateral como una comunidad de futuro compartido.