Alemania decidió aumentar las restricciones contra las personas no vacunadas contra el COVID-19 imponiéndoles prácticamente un confinamiento en el que no tendrán acceso a comercios no esenciales, restaurantes, lugares de culto y de ocio, anunció este jueves la canciller Angela Merkel.
Estas nuevas medidas se tomaron tras la reunión entre la canciller saliente, su sucesor Olaf Scholz y los dirigentes de las 16 regiones. También se confirmó que un proyecto de ley sobre la vacunación obligatoria, a la que Scholz es favorable, se presentará ante el parlamento para que entre en vigor en febrero o marzo.
Entre las medidas adoptadas se incluye el cierre del ocio nocturno a partir de ciertos niveles de incidencia de contagios. Además, las personas no vacunadas no podrán reunirse con personas fuera de su núcleo familiar.
“La situación es grave y la carga de las instalaciones sanitarias ya está en parte al límite”, afirmó Merkel en una conferencia de prensa.
Aunque haya mejorado tímidamente, la situación sanitaria es alarmante, con decenas de miles de contagios diarios y numerosos hospitales cerca de la saturación. La incidencia acumulada se sitúa en 439,2 nuevos contagios por cada 100.000 habitantes, frente a 442,9 del miércoles y 154,5 hace un mes. En su último reporte, las autoridades sanitarias notificaron 73.209 nuevas infecciones en 24 horas y 388 muertos con o por covid-19, frente a 75.961 y 351 hace una semana, mientras la cifra de casos activos ronda los 895.300.
El contexto es complicado por el actual periodo de transición en Alemania, entre la salida de Angela Merkel que dará el jueves un discurso de despedida y la entrada de Scholz, cuya elección parlamentaria no se dará hasta la próxima semana.
Sin “vacío de poder”
Esta reunión y las restricciones impulsadas por la nueva coalición deben mostrar, según el futuro canciller, que “no hay un vacío de poder, como algunos evocan en este momento”.
El punto más delicado de la nueva ofensiva contra el COVID es la vacunación obligatoria, que podría ser decidida a partir de febrero o marzo. El socialdemócrata Scholz sorprendió al abogar por esta medida radical, ya aprobada en Austria y objeto de reflexión en el seno de la Unión Europea. Antes de final de año debe presentarse un proyecto de ley en el Parlamento, donde los diputados dispondrán de libertad de voto.
La opinión pública evolucionó significativamente sobre esta cuestión. En verano pasado, dos tercios de los alemanes eran contrarios a las vacunas obligatorias, ahora un 64% es favorable, según un sondeo de RTL y ntv.
“En principio, siempre creo que obligar es delicado. Pero pienso que estamos ya tan hundidos en la pandemia que no hay otro medio” de hacerlo, explicó a AFPTV Clara, una mujer en Berlín que no dio su apellido. “Desde el principio habría sido una buena idea”, coincidía Alicia Münch.
– El fútbol sin espectadores –
La medida convence a los dos socios de coalición de los socialdemócratas (los Verdes y los Liberales habitualmente contrarios al recorte de libertades), pero también a los conservadores de Angela Merkel, actualmente en la oposición.
Solo el partido de extrema derecha AfD se opone y ha lanzado una campaña con el eslogan “¿Vacuna obligatoria? ¡No, gracias!”. Pero a la espera de la entrada en vigor de esta medida, Alemania adopta otras restricciones para contener los contagios.
Las regiones han reforzado las limitaciones de acceso a los no vacunados. El jueves debe darse un paso más con la prohibición de su entrada en comercios no esenciales.
“Desde el punto de vista de la medicina intensiva y de urgencia, la situación de la pandemia nunca fue tan amenazante y grave como ahora”, se alarmó la Asociación Alemana de Medicina Intensiva, que reclama un confinamiento parcial de la población.
En Baviera, uno de los principales focos, un hospital de Rosenheim advirtió sobre la saturación total de su servicio de urgencias, iluminando de rojo su interior.
Las autoridades alemanas también son criticadas por el colapso en el acceso a la vacunación y los problemas para obtener una cita.