La lección que trazan las horas difíciles del viernes pasado en el Gran Santo Domingo por exceso de lluvias es que el país tiene que reforzar sus capacidades de adelantarse a las arremetidas de la naturaleza, de rescatar preventivamente a potenciales víctimas y de mitigar en corto tiempo los daños que reserva el futuro por efectos del indetenible cambio climático.
Basándose en los registros meteorológicos que resaltan episodios muy anormales y crecientes en capas atmosféricas, a nivel global y regional, la directora del Servicio Nacional de Meteorología, Gloria Ceballos, considera al territorio nacional expuesto a la repetición de azotes pluviales similares. Esto, en adición a que la isla Hispaniola corresponde al trayecto de furias ciclónicas que hacen aparición anualmente.
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En el Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio efectuado ayer con la participación de altas jerarquías del Estado que manejan contingencias, se consideró inevitable que temporales de mucha intensidad como el ya ocurrido desafíen nuevamente la resistencia de estructuras urbanas a los fenómenos ambientales.
Para disminuir los efectos desastrosos y proteger vidas tendrá que velarse con más recursos por la funcionalidad de los sistemas de drenaje permanentemente agredidos por el vertido de desperdicios por falta de civismo y de efectiva recolección; neutralizar nocivas cañadas con la canalización de sus aguas contaminadas y reubicar pobladores en zonas libres de peligro.