San Pedro de Macorís.-Este pueblo volcó ayer sus lágrimas para despedir a los locutores Luis Manuel Medina y Leónidas Martínez (Leo), asesinados a balazos la mañana del martes en la emisora FM 103.5. Cientos de personas coreaban “justicia” camino a los cementerios de Consuelo y Santa Fe.
El cadáver de Martínez de la Funeraria San Pedro fue llevado al Cuerpo de Bomberos, del que era coronel; a su residencia del sector El Toconal, y a la Defensa Civil. Fue sepultado a las 5:00 de la tarde en el camposanto de Santa Fe, en su pueblo.
Medina, de la misma funeraria fue llevado a la municipal de Consuelo, su comunidad y sepultado a las 4:00 de la tarde.
En las salas en las que fueron expuestos los restos de las víctimas, hubo un mar de lágrimas y llanto, expresado tanto por familiares como por amigos y relacionados.
Los deudos lloraban a raudales, mientras recibían la solidaridad de autoridades municipales y exfuncionarios, incluido el excandidato presidencial Luis Abinader, quienes ponderaron las cualidades humanas que adornaban a ambos.
Para Magalys Santana, su hermano Luis Manuel Medina vivió para servir y defender las causas más nobles y justas. Además, fue un hombre insobornable que no transigió con intereses muy poderosos.
“Nunca se enfrentó directamente a nadie, no tuvo enemigos personales. Se encargaba de agilizar cualquier problema que tuviera una persona. Era una voz potente y no aceptaba soborno de nadie, porque a la hora de hablar la verdad, nadie lo callaba. Nunca tuvo pelo en la lengua para hablar a favor del bien de la comunidad”, dice, mientras clama por justicia.
Santana vislumbra el fondo de la tragedia que arrebató dos valiosas vidas, pues su hermano “vivía denunciando las corrupciones y la delincuencia de las extranjeras, y todos los males sociales”. Por eso cree que fue un sicariato.
Narra que el locutor nunca manifestó temor ni sufrió persecución personal de nadie. Lo mismo dice Nancy de los Santos, viuda de Medina y quien evoca los últimos momento de su vida.
“Se despidió normal, como siempre lo hacía. Minutos antes de morir, me dijo: ‘voy a terminar de dar un boletín de noticias, para comprarte tu San Valentín’”, recuerda.
En tanto, Polonio Pierret irrumpió con voz fuerte y rota en la sala donde era velado Leo Martínez, director de la emisora FM 103.
Allí, frente al cadáver y junto a los familiares, oró por el veterano comunicador, “con lágrimas de un amigo sincero”.
Breisy Evangelista Pijuan, una de los cuatro hijos de Martínez, exaltó las virtudes de su padre: “bueno, colaborador, servicial, humanitario”. Para ella, ya nada será igual: en lo adelante no tendrá el apoyo y la entrega de su progenitor, y solo podrá extrañar sus cualidades
Otro que lloró y pidió justicia fue Mariachi Alburquerque, un pintor amigo de Leo Martínez durante décadas.
Lo recuerda como “un hombre íntegro y de trabajo constante”, y realza sus facetas: locutor, periodista, abogado, profesor universitario y bombero. Alburquerque recogió en sus palabras el grito de la comunidad: “esto no puede quedar impune, la luz tiene que brillar sobre las tinieblas”.
Camino a la tumba. Antes de ser sepultado, Medina recibió un homenaje de locutores y compañeros.
La marcha fúnebre recorrió un trecho muy breve desde la funeraria hasta el Parque Duarte, rodeada de una multitud entristecida.
Allí fue expuesto el cadáver y hubo panegíricos.
En efecto, Nancy Santana enalteció las prendas morales de su hermano, y otras personas hicieron lo propio, mientras una rosa amarilla adornaba el pecho del abatido locutor. Era integrante del programa Milenio Caliente y de La Familia 103.
Leo Martínez también recibió reconocimientos, antes de llegar a su morada final. Empezó en la emisora Radio FM 103.5 en 1984, era director y productor de Milenio Caliente.