Moscú. Los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y Turquía, Recep Tayyip Erdogan, coincidieron hoy en Sochi (Rusia) en que la violencia en Siria ha disminuido y se dan las condiciones para impulsar una solución política al conflicto armado en ese país.
Tras un cara a cara de más de cuatro horas en el balneario de Sochi en el de Marzo Negro, en el que Siria era el tema central, los dos líderes apenas dedicaron a este asunto un par de frases muy generales en su comparecencia ante la prensa al término del encuentro.
“Nuestro trabajo común con Turquía e Irán como países garantes en el proceso de Astaná (acuerdo sobre el alto el fuego en Siria) sigue dando resultados concretos. El nivel de violencia ha disminuido y esto crea condiciones favorables para promover el diálogo intersirio bajo el auspicio de la ONU”, dijo Putin.
Sin entrar en más detalles, el mandatario ruso agregó que él y Erdogan coinciden en que “es necesario incrementar los esfuerzos para garantizar una normalización a largo plazo” de la situación en Siria, a través del “impulso del proceso político y la ayuda a los sirios para la reconstrucción (del país) después del conflicto».
“Las reuniones en Astaná, al igual que el memorando para la rebaja de las tensiones, han contribuido a la disminución de la violencia en esa región.
Hemos coincidido en que en la actualidad nos podemos centrar en la resolución política del asunto”, dijo a su vez Erdogan, incluso más escueto que Putin al hablar de Siria.
Las reservas mostradas durante la comparecencia pusieron en evidencia, una vez más, las diferencias que mantienen los dos países en cuanto al futuro de Siria, del régimen de Bachar al Asad y de la oposición respaldada por Ankara.
Moscú ha desplegado militares y aviación en Siria para respaldar el régimen de Al Asad, mientras las tropas turcas colaboran con las milicias sirias alzadas en armas contra Damasco.
Justo antes de volar a Sochi, Erdogan dijo a la prensa en el aeropuerto de Estambul que la solución del conflicto en Siria debe incluir la opción militar y que decir lo contrario sería “engañar al mundo».
Se refirió así a la declaración conjunta adoptada hace dos días entre Putin y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) celebrada en Vietnam, en la que ambos insistieron en que “el conflicto en Siria no tiene solución militar».
“Pues que retiren a sus soldados. Que lo soliciten con medios políticos. Que busquen maneras de celebrar elecciones cuanto antes.
¿Lo han intentado con estos medios durante siete-ocho años? No vayamos a engañar al mundo”, dijo Erdogan al comentar esa declaración. Siria aparte, Putin y Erdogan, que ya se han reunido seis veces en lo que va de año, exhiben una buena relación y trabajan para impulsar las relaciones entre sus países en todos los ámbitos, sobre todo en el económico.
Putin anunció hoy que la corporación de energía nuclear rusa Rosatom está a punto de empezar las obras de la primera central nuclear turca (Akkuyu) y aseguró que el primer reactor se pondrá en marcha en 2023.
El presidente turco, a su vez, invitó a su homólogo a la ceremonia para colocar la primera piedra de la central nuclear, que según dijo podría tener lugar “en las próximas semanas».
Tras la grave crisis que sufrieron sus relaciones entre 2015 y 2016, después de que un caza turco derribara un avión de guerra ruso que sobrevolaba la frontera sirio-turca, la cooperación entre los dos países se ha restablecido prácticamente hasta el nivel anterior a entonces.
“Nuestras relaciones pueden considerarse prácticamente restablecidas en su totalidad”, dijo Putin, al destacar que el comercio ha crecido en casi un 40 por ciento en los primeros nueves meses de este año, después de una fuerte caída a lo largo de todo el año pasado.
Pese a todo, Moscú aún mantiene algunas restricciones a las importaciones turcas y tampoco ha restablecido la exención de visados a los ciudadanos turcos que viajan a Rusia, medidas de castigo impuestas a Ankara después del derribo del caza.