Se espera que, a través del mecanismo de transmisión de la política monetaria, el comportamiento de las tasas de interés en los bancos responda al estímulo.
Tal como habíamos previsto y haciendo uso de su dominio sobre los instrumentos de política monetaria, con igual maestría que Magnus Carlsen movía en las accione s y estrategias, la autoridad del Banco Central decidió “comprar a la flor” la esperada reducción de la tasa de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos, reduciendo la suya de 7,00% a 6.75%.
De esta manera el BC retoma el ciclo de reducción de la tasa iniciado el 31 de mayo del 2023, cuando la bajó de 8.50% a 8.00%, para luego reducirla tres veces más, hasta llegar al 7 % al 30 de noviembre de 2023. A partir de entonces hizo una pausa que llegó a su fin en su reunión de la Junta Monetaria en de agosto pasado.
Se esperan otras reducciones de la tasa de la política monetaria porque la inflación interna, que es la principal variable que toma en cuenta la autoridad monetaria al momento de abordar cambios en esa tasa, está bajo su dominio (la inflación interanual había bajado a 3.54 % en julio de 2024) y porque se espera que haya más de una reducción de tasas por parte de la Fed, que es el segundo factor más importante que la autoridad monetaria toma en cuenta para disponer cambios en su tasa de política monetaria, evitando que su tasa se distancie mucho de la de la Fed. Asegura de esta manera que se mantenga el estímulo a la inversión extranjera, que aporta a la estabilidad del tipo de cambio.
La tasa de la Fed, que llegó a bajar al 0% en marzo de 2020 por el choque de la pandemia del Covid 19 sobre la economía mundial, subió diez veces, a partir de marzo de 2022, hasta quedar colocada en 5.25% en julio de 2023, nivel en que aún se mantiene.
No haber tocado las tasas desde esa fecha ha sido un acto de prudencia de la Fed, dadas las asechanzas de la inflación, pero la inflación ha perdido fuerzas, por lo que igualmente sería un acto de imprudencia que ante la nueva realidad la Fed no cambie la dirección de su política monetaria.
Lo acaba de expresar el propio presidente de la Fed, Jerome Powell, quien acaba de afirmar en su esperado discurso durante el simposio sobre política económica de Jackson Hole (EEUU): «Ha llegado el momento de hacer ajustes en la política monetaria».
Las expectativas son que la Fed disponga en lo que queda de este año y en el próximo varias reducciones hasta acumular alrededor de un punto porcentual y que eso también permita al Banco Central de RD disponer varias reducciones de tasa.
O sea, salvo que se produzca un choque sobre la economía mundial no previsto en los escenarios que actualmente se bajaran, que obligue a aplicar políticas de salvamento, lo que se espera tanto de parte de la Fed como del BC de RD son reducciones muy puntuales, graduales y suaves, pues ya la tasa de la Fed y del BC de RD están en un nivel de acercamiento que obliga la prudencia.
También se espera que, a través del mecanismo de transmisión de la política monetaria, el comportamiento de las tasas de interés en los bancos responda al estímulo.
La tasa de interés promedio ponderada para los préstamos bancarios en moneda nacional era a julio de 15,2% interanual que esta tasa en un proceso gradual, pueda bajar a entre 13.00% y 13.50% sería un éxito. Esto no descarta la posibilidad de que el Banco Central, a través de la facultad que tiene de liberar de recursos de encaje legal, dé apoyo con recursos limitados a sectores específicos, como sería la vivienda, con préstamos a tasas preferenciales de 8% o 9%.
De manera que si bien las esperadas reducciones de tasas nos aportarán una dosis de optimismo porque traerán una reducción en el costo del dinero que contribuirá a consolidar el crecimiento de la economía, no serán tan marcadas como para conducirnos al alborozo.