¡Qué gran engaño!

¡Qué gran engaño!

Desde el Edén, el hombre ha sido engañado por el enemigo de su alma, que le ha hecho creer que puede caminar por esta tierra lejos de su Creador.

¡Qué gran engaño!
Un sentido de independencia gobierna al hombre, que fue creado por Dios para andar cerca de Él, oír Su voz y hacer Su voluntad.

¡Qué gran engaño!
Nada puede estar bien. Ni los ciudadanos dominicanos, ni las familias, ni sus integrantes. Tampoco los que van a la iglesia y se dicen ser cristianos.

El modelo de conducta aplicado no es el correcto. El manual de vida tiene especificaciones taxativas coherentes, muy bien fundadas, para que hombres, mujeres, pueblos y naciones vivan días de paz y de seguridad.

La obstinación persistente de no buscar el rostro de Dios, a través de la oración, de no ir a Él a procurar respuestas y soluciones, continuará trayendo como consecuencia desgracia y maldición.

Rompamos con las creencias humanistas, de esta nueva era, que llevan al hombre a la destrucción.

Asumamos el pensamiento de Dios, que es mucho más alto que todo concepto y opinión originados en los que habitan en esta tierra.

Es el Señor quien nos dice, a través del profeta Jeremías: “Clama a mí, y yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces”.

Acerquémonos a Dios confiadamente, busquémoslo mientras pueda ser hallado, a Él clamemos, en tanto que está cerca.

Sus pensamientos y sus caminos no son los nuestros. Acudamos a Él para recibir las directrices oportunas y precisas para nuestro caminar. Ese es el diseño de Dios.
¡Salgamos del engaño!

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