En enero se terminan las fiestas navideñas, en enero entra de nuevo la realidad y se va la anestesia social que nos ciega con funditas de alimentos entregadas en manos de políticos que no creen en el desarrollo de los municipios y en la transformación de nuestra nación. Estos tipos de políticos solo creen en permanecer en el poder para alimentar su vacío existencial y/o para crecer en sus fortunas de forma acelerada e injustificable. Ellos siguen con sus patrones de conducta tortuosa sin tomar en cuenta los movimientos cíclicos del pueblo dominicano. Y hablando de movimiento, ya viene enero.
En enero vuelven las clases sociales a sus lugares:
– Los pobres, quienes casi llegan a un 80 % de la población vuelven a no tener agua, vuelven a no tener acceso a una buena alimentación, vuelven a la inseguridad, vuelven al deseo de ir a sus playas y no pueden visitarlas por el bajo salario que obtienen, vuelven a vivir humillados ante un sistema que se jacta de vender una democracia que no existe.
– El 20 % restante, el cual podría ser dividido en clase media y clase alta. En el caso de la clase media, cada día es más frágil y se va apagando como una vela encendida que está siendo golpeada por las ráfagas del viento.
Y la clase alta, aquella que ha trabajado la vida entera para poder crecer en medio de una competencia injusta y corrupta; inclusive, esta clase alta es humillada por el sector político que ha acumulado fortunas en un margen de tiempo muy corto en comparación a los años que estos empresarios han dedicado al desarrollo de sus industrias o cualquier otra estructura financiera creada por ellos. Los empresarios crean empleos, el sistema partidista y políticos convencionales destruyen la economía y regalan cosas que no le pertenecen. Por eso es raro, por no decir difícil, ver empresarios dando fundas a todo un pueblo, nunca veremos a empresarios con sacos de dinero tirándolo en las masas humanas; el político convencional que no posee pasión y mucho menos integridad, tiran al vacío los recursos del estado constantemente, porque lo que dan no es de ellos, sus regalos salen de los impuestos del mismo pueblo sufrido. Los empresarios entienden el lenguaje financiero, saborean el precio de producir y maximizar sus bienes, entienden que el dinero se respeta, observan los tiempos malos y buenos; no así los políticos corruptos, ellos votan lo que no es de ellos.
En enero nos daremos cuenta que los políticos disfuncionales, los que se aprovechan de la pobreza mental volverán a comprar a esos mismos pobres que hicieron filas para obtener una navidad opaca e incompleta, ahora volverán con la única meta de comprar el voto para ellos seguir perpetuándose en el poder omnívoro. Nuevamente a la masa pobre se les quitará la dignidad, usando el mismo mecanismo que los mantiene sumergidos en el exilio social: “Una funda de alimentos llena de huellas de manos comprometidas con la corrupción y un abrazo parecido al beso de judas; a diferencia, que Judas se ahorcó y desapareció del escenario de los discípulos; pero estos políticos siguen vivos, ahorcando al pueblo socialmente“.
Entonces, ¿Qué haremos en enero? En enero te invito a dejar la pobreza espiritual y mental. Te invito a no vender lo único que tienes, lo más bello -Tu dignidad-, te invito a dejar la cultura del mendigaje, a entender que los políticos son nuestros empleados y no tienen el derecho de derrochar lo que es nuestro, te invito en enero a entender que ellos NO SON más que nosotros y están en esas posiciones gubernamentales para que tú y yo “NO HAGAMOS FILAS” para recibir una migaja que nos anestesia la voluntad de transformar, en enero te invito a estar listo a no vender tu voto moral y crear un corte social que genere prosperidad y seguridad para todos los sectores en la República Dominicana. ¿Qué tú harás en enero?