Que la economía no caiga en la trampa del ingreso medio

Que la economía no caiga en la trampa del ingreso medio

Juan Temístocles Montás

Según el comunicado del Banco Central del martes pasado, donde informaba sobre una pausa en el ciclo de reducciones de su tasa de política monetaria, la economía dominicana apenas creció 1.2% en el primer semestre de este año. En uno de los párrafos del comunicado se establece que: “en el entorno doméstico, durante el primer semestre del año la actividad económica ha moderado su ritmo de expansión al crecer 1.2% de forma acumulada en el periodo enero-junio de 2023, como resultado de la desaceleración de la demanda interna y el deterioro del entorno internacional en un contexto de mayor incertidumbre”.

Este resultado es el producto de la política que desde diciembre de 2021 puso en marcha el Banco Central (BC) para contener la inflación. Esa política promovió la elevación de la tasa de política monetaria del Banco Central de forma tal que mientras en noviembre de 2021 esa tasa era de 3.0%, en mayo de este año llegó a su punto máximo, colocándose en 8.50%. A partir de junio, la institución monetaria inició un proceso de disminución que al mes de agosto colocó la tasa en 7.75%. Si bien, esas medidas lograron reducir la inflación a un nivel compatible con la meta establecida por el BC, sus efectos en la dinámica económica ya no se pueden ocultar. La economía está prácticamente paralizada.

Si partimos del criterio de que el crecimiento per cápita es el resultado de sustraerle al crecimiento obtenido la tasa de crecimiento de la población, la conclusión es que el crecimiento per cápita fue nulo durante el primer semestre de este año, ya que la tasa de crecimiento de la población es del orden de 1.2%.

Una consecuencia inmediata del estancamiento de la economía ha sido la disminución de las recaudaciones fiscales. Ese hecho llevó a las autoridades económicas a solicitarle al sector financiero un adelanto de sus obligaciones de Impuesto Sobre la Renta. El ministro de Hacienda, Jochi Vicente, al explicar el pago por adelantado de RD$25 mil millones por parte del sector financiero reconoció que el Gobierno enfrenta un déficit fiscal, debido a las bajas recaudaciones producto de las medidas monetarias adoptadas por el BC para reducir la inflación.

Desde el punto de vista social, tener un crecimiento económico per cápita nulo puede resultar en un estancamiento del nivel de vida de la población. Sin aumento en los ingresos individuales, las personas pueden encontrar dificultades para satisfacer sus necesidades básicas y mejorar su bienestar general. En un contexto de estancamiento económico se produce aumento de la desigualdad económica y social, ya que los que disponen de mayores recursos pueden mantener su posición mientras que los más vulnerables se quedan rezagados.

Una economía estancada puede impactar negativamente en la generación de empleo de calidad. Muchas empresas se tornan reacias a invertir en nuevos proyectos o contratar más personal, lo que podría resultar en un estancamiento del mercado laboral. Como resultado, la tasa de desempleo podría aumentar, afectando especialmente a los jóvenes y a aquellos con menor experiencia laboral.

Todo parece indicar que las proyecciones de crecimiento que las autoridades hicieron para este año no se van a lograr. El panorama internacional, repleto de incertidumbre, no alienta al optimismo. Las más recientes proyecciones del Fondo Monetario Internacional, FMI, ponen de manifiesto un pobre desempeño de los principales socios comerciales de la República Dominicana. La proyección de crecimiento para Estados Unidos es de 1.8%, para la Zona Euro, 0.9% y para la región de América Latina y el Caribe, 1.9%.

Ese escenario se produce en un contexto internacional marcado por conflictos armados y tensiones entre países. De manera particular, la guerra entre Rusia y Ucrania no se le ve un final y las consecuencias de esta siguen impactando negativamente la marcha de la economía mundial.

Frente a esa situación, y ya inmerso en un estancamiento económico, es necesario que los responsables de la política económica en República Dominicana pongan en marcha estrategias adecuadas para estimular el crecimiento y asegurar que los beneficios lleguen a todos los sectores de la sociedad y que la economía no caiga en la trampa del ingreso medio.