En el último mes, los inversionistas en Wall Street han estado exuberantes, y por ello, las acciones han experimentado alzas. Dicha euforia está siendo impulsada por la narrativa de que la Reserva Federal está cerca de su objetivo de reducir la inflación y lograr el anhelado aterrizaje suave o soft landing. Se espera que, al alcanzar este objetivo, las tasas de interés vuelvan a bajar durante el próximo año, permitiendo que los activos alcancen valoraciones estratosféricas.
Sin embargo, los datos sobre la inflación publicados el martes nos envían una señal inequívoca. Si bien la inflación ha disminuido en los Estados Unidos, todavía queda un largo trecho por recorrer para derrotarla. De acuerdo con el portal web Truflation, que mide la inflación de vendedores privados, esta tocó su punto más bajo en junio de 2023 en un 2%, desde su pico de junio de 2022. Sin embargo, la inflación a noviembre de 2023 se ubicó en 3.2%, en términos interanuales con tendencia al alza. El informe sobre la inflación de noviembre presentado el martes refleja un alza en los precios de las viviendas en los Estados Unidos, así como en los vehículos usados, que venían experimentando caídas en los precios en los últimos meses. Esto es una clara señal de que para seguir disminuyendo los niveles de precios se necesita ralentizar aún más la economía real y el mercado laboral estadounidense.
Por otra parte, en su última reunión del año, la Reserva Federal anunció que mantendrá su tasa de política monetaria entre 5.25% y 5.50%, algo que era de esperarse debido a los datos arrojados por el informe de inflación y de empleo del viernes 8 de diciembre. Sin embargo, la Reserva Federal tiene contemplado realizar tres recortes de tasas en 2024 y cuatro en 2025, sumándose a la vorágine que se vive en Wall Street en estos momentos. De inmediato, los mercados reaccionaron de manera positiva, seducidos por la flauta de Hamelín.
La realidad es que, si se les preguntase a los inversionistas con mucho dinero sobre la inflación actual, pensarían que está por debajo del 2%. Pero esa narrativa no parece estar respaldada por los datos duros. La historia nos ofrece pinceladas más acertadas sobre la realidad actual. Por ejemplo, los bancos centrales y los gobiernos tienden a reducir a medias sus respuestas iniciales a la inflación, lo que genera múltiples aumentos repentinos de la inflación en la mayoría de los países y períodos que se analizan. Las investigaciones muestran que, en promedio, se necesita una década o más para que la inflación regrese a niveles benignos después de un aumento de la magnitud del que tuvimos en los últimos años de la pandemia. La Reserva Federal ciertamente podría acelerar este proceso, pero hacerlo implicaría mantener las tasas estables en una economía debilitada o incluso la posibilidad de subir las tasas un par de veces más si la inflación comienza a aumentar nuevamente.
El informe del mercado laboral publicado el pasado viernes 8 de diciembre tomó por sorpresa a muchos inversionistas en Wall Street porque los resultados que arrojó dicho informe eran más fuertes de lo esperado. Los datos de empleo muestran que la economía sigue recuperándose de la pandemia y que los sectores que más aportaron a seguir revitalizando el mercado laboral son el sector de cuidados de salud, el Gobierno federal y los servicios. Sin embargo, hay otros índices del mercado bursátil como el Russell 2000 que muestran una realidad muy distinta. De acuerdo con un informe del Wall Street Journal, el 40% de las empresas que cotizan en dicho índice accionario están perdiendo dinero. Este índice es un reflejo de lo que sucede en la economía real estadounidense. La razón principal por la cual estas empresas todavía se mantienen operando es por el acceso a financiamiento. Y como el crédito se está reduciendo lenta pero seguramente en toda la economía, en algún momento habrá una recesión. Todo lo que se necesita es una cerilla para encenderlo, y las valoraciones del percentil 95 de las acciones, los precios especulativos de la vivienda y las empresas que queman dinero desaparecerán en uno o dos años.
En conclusión, la Reserva Federal en su reunión del miércoles les dijo a los mercados lo que querían escuchar, agregándole más gasolina al fuego porque la inflación aún se encuentra lejos del rango meta. Mi lectura es que, si la Reserva Federal ve que la inflación no cede en los próximos meses, mantendrá sus tasas de política tal cual, y si la inflación tose, habrá suba de tasas. Por consiguiente, todo ese festín que se está suscitando en Wall Street se disiparía en un abrir y cerrar de ojos. Mi consejo para aquellos que tienen aversión al riesgo: invertir en títulos de renta fija en estos momentos es una opción más inteligente que sumarse a la fiesta de los borrachos.
Seguir leyendo:
Noche de guerra, noche de odio en lugar de noche de paz, noche de amor