Es el último día de campaña antes de la votación para la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas, el domingo 7 de julio. El periodo entre las dos vueltas estuvo marcado por incidentes, altercados, insultos contra los ciudadanos, pero también por la violencia física contra candidatos de todas las tendencias, todos signos de una tensión exacerbada por estas elecciones en las que estará en juego el futuro de Francia.
Al día siguiente de la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia, el próximo domingo, todo se decidirá con el resultado del partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN). Si llega a los 289 diputados (o se acerca, según algunos), entonces Emmanuel Macron tendrá que nombrar a Jordan Bardella como primer ministro y él irá a Matignon para formar un gobierno.
El presidente del RN, que se pasó la semana intentando movilizar a los franceses para que le dieran esa mayoría absoluta, está pronto: «Mi gobierno está listo, hay personalidades de Agrupación Nacional en este gobierno, pero también hay personalidades que vienen de Los Republicanos [LR, conservadores], que vienen de la derecha, que vienen de la sociedad civil». Esta opción es la de la cohabitación con Emmanuel Macron, probablemente sin concesiones.
¿Una coalición con quién?
Pero hay otra opción, que el 7 de julio ningún partido tenga mayoría. De hecho, según un nuevo sondeo de IFOP publicado este jueves, Agrupación Nacional y sus aliados obtendrían entre 210 y 240 escaños en la segunda vuelta, lejos de los 289 necesarios para la mayoría absoluta. El Nuevo Frente Popular (izquierda) sigue en segundo lugar, con entre 170 y 200 diputados, por delante del bando presidencial (entre 95 y 125 diputados), que se beneficiaría en particular de las numerosas retiradas de candidatos hostiles al RN.
A esto aspiran el presidente Emmanuel Macron y el premier Gabriel Attal, quienes, en la noche de la primera vuelta, hablaron de una «mayoría plural» como alternativa a la mayoría absoluta que sólo puede obtener el RN, una hipótesis contra la que se ha organizado la campaña para la segunda vuelta en la izquierda y en el campo presidencial. «Todo el mundo tendrá que reinventar su forma de trabajar con los demás. Aquellos que no estén en este estado de ánimo después de las elecciones legislativas serán responsables de una forma de bloqueo en el país», dijo Attal.
Sin una coalición, no hay solución para formar gobierno y hacer funcionar la Asamblea. Pero, ¿una coalición con quién? Las «fuerzas republicanas»: bloque central, LR no ciottistas (Eric Ciotti ha decidido aliarse con RN), socialistas, ecologistas, pero no «los extremos» (en boca del oficialismo, la ultraderechista Agrupación Nacional y el izquierdista Nuevo Frente Popular).
Macron y Attal dijeron que, aunque fuera para bloquear al RN, no aceptarían trabajar con La Francia Insumisa, de izquierda y miembro principal del Nuevo Frente Popular. Pero, ¿cómo gobernar sin ella? En la izquierda, esta opción de coalición también está en las mentes: la contemplan la jefa de los ecologistas, Marine Tondelier, el líder de los comunistas, Fabien Roussel, así como Raphaël Glucksmann, partidario de las «mayorías de proyectos».
«Va a llevar tiempo»
Sobre el papel, la opción de una coalición es concebible, pero en la realidad política será difícil de construir. Un ejecutivo del banco presidencial cree que «llevará tiempo», dice que lo está pensando con otros. Piensa que no se descarta que, mientras tanto, Macron pida a Attal que se quede en Matignon para ocuparse de la actualidad, aunque la lógica dicte que dimita una vez se conozca el resultado.
A menos que el presidente opte por formar un gobierno de técnicos, es decir un gobierno formado por altos funcionarios o expertos en diversos campos que no están afiliados a ningún partido político o coalición. Sea cual sea la opción que tome Emmanuel Macron, la elección del próximo primer ministro será decisiva y complicada. La única certeza es que nada es seguro.