Los jugadores de béisbol dominicanos, sobre todo los que provienen de barrios marginados, o poblaciones pobres del interior, cuando no son asesorados adecuadamente a tiempo, asumen que utilizando sustancias prohibidas para adquirir musculatura o potencia en los brazos pretenden engañar a los equipos de laboratorio cuando esporádicamente les realizan pruebas de dopaje para comprobar si no han hecho uso de esteroides, los cuales, no solo están prohibido por las autoridades de MLB, sino que conllevan severas sanciones, de no participar en 80 partidos y además no cobrar el salario proporcional a la suma contractual devengada.
El último caso muy sonado por tratarse de una rutilante estrella, es el de Fernando Tatis Jr. quien después de firmar un contrato por 340 millones de dólares con apenas 23 años de edad, se descubrió que utilizó un ungüento denominado Clostebol Acetate, una crema que se utiliza con la finalidad de agilizar la cicatrización de las heridas. Se recuerda que él montando en una motocicleta, recibió golpes y heridas que le ocasionaron la rotura de su muñeca lo que le impide batear y le costará la friolera de casi 3 millones de su salario, más lo que él anhelaba, su participación en el Clásico Mundial del Béisbol, representando a la República Dominicana.
Actualmente se adiciona la violencia de género, que implica maltrato a la pareja, lo cual conlleva, asimismo, la cantidad de 80 partidos de suspensión sin disfrute de sueldo. El último de los casos sucedió, cuando el serpentinero de los Cardenales de San Luis Carlos Martínez (a) El Tsunami –aparentemente en el ocaso de su carrera– cometió el acto deleznable de agredir a su pareja y pagará las consecuencias.
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En la misma situación de Tatis Jr., se encuentra un excelente jugador, que de no haber delinquido dos veces, posiblemente hoy fuera candidato al Salón de la Fama, se trata de Robinson Canó. Pero ¿Y que decir de Alex Rodríguez, Sammy Sosa y Manny Ramírez?. El primero a solo 4 cuadrangulares para llegar a 700 y que hoy recrimina a sus compañeros por no haber aprendido de su ejemplo. Sammy Sosa por el solo hecho de haber bateado más de 60 jonrones en tres campañas diferentes y Ramírez con más de 500 jonrones y una temporada en la cual empujó 156 carreras. Todos ellos, no solo ignaros de sus hazañas, sino también, ignorantes del significado de los récords.
El dopaje o consumo de esteroides consiste en la ingesta o inoculación de “anabólicos y androgénicos” que tienen como finalidad aumentar la masa muscular y el tejido graso, lo cual significa mayor potencia a la hora de batear cuando esta es enviada hacia el plato por el lanzador. Esto ¿tiene efectos negativos? Su utilización frecuente puede reducir el tamaño de los testículos y por lo tanto, el riesgo de perder fertilidad.
En mi época de estudiante en los años finales de los 50, recuerdo alguno de los que jugaban béisbol conmigo, varios de los cuales se inyectaban una sustancia cuyo nombre no quise saber y que, según ellos, las utilizaban los dueños de caballos del hipódromo para darle mayor agilidad a sus corceles, con la finalidad de ganar la carrera.
Aún nuestro país ser pequeño, más de 50 beisbolistas dominicanos de béisbol han sido sancionados por utilizar sustancias prohibidas. Es decir que cerca de un 18% de todos los involucrados en esta práctica provienen de RD.
Las autoridades deportivas nacionales deben prestar mayor control en las diferentes ligas y campamentos de equipos de Grandes Ligas, para eliminar el consumo de sustancias prohibidas y multas como las que se les impuso a Robinson Canó y Fernando Tatis Jr.