¿Qué pasa en Santiago?

¿Qué pasa en Santiago?

Claudio Acosta

La pregunta es obligatoria luego de la muerte, de manera violenta, de cuatro personas en las últimas 48 horas, lo que ha provocado justificada alarma entre los santiagueros, que reclaman acciones más firmes y contundentes para enfrentar a una delincuencia que actúa con total libertad y desparpajo, como evidencian los asaltos colectivos a establecimientos comerciales de los últimos días, que esperan no se pongan de moda.

Pero la pregunta también plantea la necesidad de identificar y atacar, en su origen, las causas de que tantos jóvenes de nuestros barrios tanto en Santiago como en el resto del país escojan el camino de la delincuencia y el tráfico de drogas en una sociedad que les ofrece pocas opciones para elegir.

Demostrado está que enviar a la Policía a matarlos en las calles, en los desacreditados intercambios de disparos, no ha resuelto ni resolverá el problema, pero desgraciadamente nuestra Policía, que atraviesa por uno de sus peores momentos de cara a la opinión pública, no parece conocer otro método para enfrentarla; o simplemente nadie se ha ocupado de obligarla a comportarse dentro de los estándares democráticos que imponen estos tiempos, cuando la férrea dictadura en medio de la cual nació es tan solo un mal recuerdo.

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Las muertes a golpes de tres jóvenes luego de ser detenidos por la Policía ha vuelto a poner sobre la mesa de la discusión pública esa falta de preparación y entrenamiento adecuado, lo que ha sido suplantado por una violencia gratuita, viciosa y absolutamente fuera de lugar en una democracia.

Y es en gran parte lo que explica, como mostró un estudio reciente auspiciado por USAID, que la población desconfíe de la autoridad a la que paga para que la proteja y defienda.

Pero algo hay que hacer por Santiago y los santiagueros, atrapados entre la violencia de una delincuencia que cada día se atreve a más, y una Policía que desertó de su responsabilidad de ser garante de la seguridad ciudadana.