Los Toros del Este fueron los líderes de efectividad de la semifinal que jugaron ante las Aguilas Cibaeñas.
Apenas permitieron tres carreras por cada nueve entradas en los siete partidos que jugaron contra sus rivales de Santiago de los Caballeros.
Sin embargo, los comandados por el puertorriqueño Lino Rivera se quedaron cortos de llegar a su tercera final consecutiva y a optar por su segunda corona en forma consecutiva.
¿Qué pasó con este poderoso equipo de los Toros del Este que ganó los primeros dos compromisos de las semifinales, para perder cuatro de los últimos cinco que jugaron?
Lo primero que hay que tomar en consideración es que luego de anotar nueve carreras en el juego inaugural de la serie semifinal para vencer a las Aguilas, los Toros pasaron de una carrera apenas en dos ocasiones, perdiendo 9-6 en una oportunidad y ganando 3-1 en la otra.
La ausencia de Gary Sánchez en la alineación se dejó sentir y Yasiel Puig quedó debiendo con apenas una remolcada y tres dobles en los siete partidos en los que vio acción en la postemporada con el equipo de La Romana.
Aunque lograron reintegrar a Jordanny Valdespín, que se pasó la mayor parte del año lesionado, y contaron con figuras como Miguel Andújar, Alen Hanson y Peter O’Brien, las carreras hicieron falta.
Los Toros anotaron 23 carreras en sus siete partidos, para un promedio de 3.2 carreras por partido, contra las 24 anotadas por las Aguilas Cibaeñas.
El pitcheo respondió. El pitcheo abridor de los Toros hizo su trabajo tal y como se esperaba.
Raúl Valdés hizo dos aperturas y acumuló 10 entradas de trabajo sin permitir carreras, pero salió sin decisión en una oportunidad.
Paolo Espino también lució bien en el montículo, con dos salidas de buen pitcheo, y agotando 10 entradas de trabajo con tres carreras permitidas, aunque salió sin decisión en ambas ocasiones.
Carlos Hernández fue víctima de mala defensa y perdió su apertura de cinco entradas sin tolerar carreras limpias, pero cediendo dos sucias que terminaron en revés.
Y Jenrry Mejía hizo una apertura de apenas dos entradas y tres carreras limpias.
El relevo, sin embargo, fue responsable de dos de las cuatro derrotas de los romanenses en la serie semifinal.
Anthony Gose permitió dos carreras en tres entradas y dos tercios de trabajo durante cuatro apariciones como relevista y cargó con una de los perdidos de los Toros.
Igualmente, Joel Peguero toleró tres carreras sin retirar siquiera un out en su única presentación.
Los Toros jugaron duro y jugaron bien, llegaron a una semifinal a siete juegos y lucieron tan fuertes como lo habían hecho durante toda la campaña. En esta ocasión, la suerte simplemente no estuvo con ellos.