¿Qué pasó en la Costa Atlántica y en el Cibao?

¿Qué pasó en la Costa Atlántica  y en el Cibao?

En el 2014 escribí un artículo sobre clima que se iniciaba así: “El clima depende de: 1. la latitud, 2. la altitud, 3. la distancia al mar, 4. La orientación del relieve con respecto a la insolación (vertientes de solana y umbría) y 5. Con respecto a la dirección de los vientos (vertientes Sotavento y Barlovento) y 6. Las corrientes marinas. Estos factores y sus variaciones en el tiempo producen cambios en los factores del clima; la temperatura, la presión atmosférica, los vientos, la humedad y las precipitaciones. Entonces nos preguntamos ¿Porqué esas lluvias y esas inundaciones tan destructivas, qué pasa en el Cibao? Veamos:
1. A partir del mes de noviembre, las Islas del Caribe ya no están bajo los efectos de los vientos Este-Oeste del Atlántico (Canarias) sino que dependen de lo que ocurre en el Golfo de México y la Bahía de Campeche. 2. Esas aguas son cálidas y generan mucha humedad-nubosidad, por lo tanto lluvias. 3. Los vientos soplan W–E a partir del estrecho de Florida o SE-NW del Estrecho de Darién (Panamá) para mover las nubes húmedas hacia el Este. 4. Al mismo tiempo, en el hemisferio Norte es invierno y a partir de noviembre bajan drásticamente las temperaturas y con ellas se forman altas presiones de aire frío que llegan a arropar todo el Atlántico Norte hasta la costa norte del archipiélago insular del Caribe. 5. Cuando los dos frentes se vuelven estacionarios, casi inmóviles, baja la temperatura y provoca lluvias estacionales en Cuba, Haití (Cabo Haitiano, Fort Liberte) y Dominicana (Monte Cristi hasta Las Terrenas) afectando la Llanura Costera y el valle del Cibao, porque la Cordillera Septentrional no constituye un obstáculo y las nubes llegan hasta la Cordillera Central. 6. Esta se convierte en una barrera natural infranqueable, impide el paso de los vientos, provoca condensación y llueve en las cimas, las vertientes y el valle entero 7. Además, es de notar que el Valle del Cibao tiene por su conformación, orientación y formación geológica, una dinámica climática, particular. Así siempre ocurrió. ¿Cuál es la novedad? La intensidad, la perdurabilidad, las inundaciones. ¿Cambio climático? Probable, pero si aludimos tanto a la fragilización del país, es porque creemos que se podían prever, mitigar los efectos de tales lluvias. Ya tenemos herramientas de planificación, de previsión, se habla de infraestructuras resilientes, y nada. Al contrario, 60 años de modernidad han significado: concentración de las inversiones en el Distrito Nacional y abandono de las áreas rurales, agudizando las migraciones hacia las ciudades. Se ha urbanizado áreas inundables y cañadas, se ha deforestado y excavado zonas boscosas y ríos, se ha impermeabilizado las ciudades y transformado los paisajes, los barrios crecieron sin saneamiento ni drenaje, ni planificación, las playas fueron modificadas y los arrecifes dinamitados… y ni hablar de las malas prácticas ingenieriles. Danilo, nuestro Presidente, no cree en ordenamiento territorial y su actuación puntual, escenificada, dramátizada, teatral lo demuestra, por eso no puede evitar que las lluvias descubran lo que hay tras bastidores: la inmensa pobreza de un pueblo, indefenso, que paga con sus vidas y su quiebra económica, la diversión y la improvisación de sus políticos.

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