En el informe presentado este martes al presidente de Francia, Emmanuel Macron, se recomienda prohibir el uso de pantallas y teléfonos móviles a los más pequeños, así como limitar drásticamente su acceso a los adolescentes.
En enero, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, solicitó un estudio sobre hiperconexión involuntaria de los niños. La comisión especial encargada de realizarlo, le entregó este martes el informe de cien páginas al jefe de Estado. En él advierte de “los efectos negativos directos e indirectos de las pantallas”, en particular sobre el sueño, la inactividad física y la miopía.
Los diez expertos de la comisión describen las redes sociales como “factores de riesgo” de depresión o ansiedad en casos de “vulnerabilidad preexistente”, y consideran “alarmante” el nivel de exposición de los niños a contenidos pornográficos y violentos.
En un momento en el que no hay consenso entre los investigadores sobre el efecto nocivo de las pantallas en los niños, la comisión recuerda que éstas “no son la causa de los trastornos del neurodesarrollo”, pero pide “vigilancia” para “evitar la amplificación de los síntomas”.
Para “recuperar el control”, los expertos piden que se impida todo uso de las pantallas a los niños menores de tres años, y que se limite “severamente” el acceso entre los tres y los seis años, “con contenidos de calidad educativa y acompañados por un adulto”.
Uso de teléfonos móviles
En cuanto a los teléfonos móviles, la comisión recomienda prohibirlos hasta los 11 años, y un teléfono sin Internet hasta los 13 años. A partir de esa edad, propone dar a los niños un Smartphone sin acceso a las redes sociales, y abrir el acceso a partir de los 15 años, sólo a redes “éticas” como Mastodon o Bluesky.
Los principales responsables
La comisión también propone “limitar en la medida de lo posible” el uso de teléfonos móviles y televisores en las salas de maternidad, y desea que se prohíban los computadores y televisores en las guarderías y las clases de párvulos. También pide “intensificar la acción” con los encargados del cuidado de los niños.
“Pongamos la herramienta digital en su sitio: al menos hasta los seis años, los niños no necesitan pantallas para desarrollarse”, insistió Servane Mouton, neuróloga y copresidenta de la comisión, ante la prensa en el Elíseo.
“Entonces, ¿qué hacemos? Tenemos que volver a enseñar a los padres a jugar con sus hijos”, añadió. “Los niños necesitan interacción, estar al aire libre, jugar con sus iguales, cantar, bailar y correr. No debemos permitir que la pantalla abrume estas necesidades”.
Además de prohibir las pantallas en las guarderías, la comisión desaconseja el uso de pantallas individuales en las escuelas primarias. Pide un marco para el uso de herramientas educativas y formación para los profesores que deseen utilizarlas.
Pero antes incluso que el papel de los padres y los profesionales de la educación, los autores del informe destacan la importancia del papel que desempeñan los fabricantes, que “desarrollan productos con componentes adictivos”.
“Son los principales culpables, ya que juegan a captar la atención, lo que conduce a un uso inadecuado y excesivo”, subraya Servane Mouton.
Los límites de las recomendaciones
Otra de las preocupaciones de la comisión es la cuestión de los juegos en línea y el desarrollo de las microtransacciones: los expertos piden una regulación y un límite a la cantidad gastada en un determinado juego.
El informe también analiza el concepto de “tecno-conferencia”, es decir, el impacto del uso de pantallas por parte de adultos en presencia de niños.
“Un padre que está jugando con su hijo y mira su teléfono, o que es interrumpido constantemente, interrumpe el establecimiento de la relación padre-hijo, y puede tener un impacto en el desarrollo socioemocional del niño”, afirma Servane Mouton.
Sin embargo, los expertos reconocen los límites de sus recomendaciones, algunas de las cuales entran en el ámbito del Derecho europeo o de la esfera privada.
“Es complicado legislar en el ámbito privado, no vamos a entrar en las familias y prohibirlo”, señala el psiquiatra especializado en adicciones Amine Benyamina, copresidente de la comisión. Pero el informe pretende ser sobre todo “una guía” que “pueda utilizarse en los hogares y en los espacios comunes”.