Si no existe perforación los síntomas agudos suelen ceder en dos ó tres días, por tanto el paciente suele estabilizar su salud
La clínica es enormemente variable, desde molestias orofaríngeas banales hasta el shock y la perforación temprana. La ingestión del cáustico suele dar lugar a un dolor local inmediato y odinofagia.
Con frecuencia los pacientes presentan vómitos o náuseas inmediatas a la ingestión. Igualmente, la lesión de la epiglotis, hipofaringe y faringe, bien directamente o por aspiración si el producto es cristalino, producirá disnea, estridor y ronquera. Si la lesión es muy grave y se produce perforación temprana, aparece dolor torácico intenso, enfisema subcutáneo, así como signos clínicos de shock y sepsis.
Si no existe perforación, los síntomas agudos suelen remitir en 2 ó 3 días y la deglución comienza a regularizarse.
Durante esta fase pueden aparecer complicaciones respiratorias, como neumonía o abscesos pulmonares, y también complicaciones sépticas a distancia, así como la progresión de las lesiones periesofágicas hacia el mediastino.
Evolutivamente, en las siguientes semanas puede aparecer obstrucción esofágica y disfagia, ya que el 80% de las estenosis se desarrollan en los dos meses posteriores a la agresión esofágica.
En algunos casos estos cambios progresan más gradualmente, retrasando la aparición de los síntomas durante varios meses.
La existencia, localización e intensidad de la lesión provocada en el tracto gastrointestinal por la ingestión de sustancias químicas cáusticas depende de la cantidad.