Cuando hablen las bases.- ¿Por qué ha molestado tanto a Reinaldo Pared el llamado de José Tomás Pérez a las bases peledeístas de que voten por el no en el plebiscito a celebrarse el próximo domingo, donde también se escogerá el candidato que terciará en las elecciones presidenciales del próximo año, si se trata de un evento de carácter democrático donde las bases peledeístas tendrán también la oportunidad de votar libremente por el si a las pretensiones de la dirigencia peledeísta de prolongarse otros cinco años su mandato?
Es evidente, dada la desproporcionada reacción del presidente del Senado, que José Tomás ha tocado una tecla muy sensible al cuestionar la permanencia de la actual dirigencia del PLD, empezando por su presidente, pero en cualquier partido que se precie de democrático esas críticas no solo son legítimas sino también naturales, propias de la dinámica de sus fuerzas internas o la pujanza de sus liderazgos, independientemente de que puedan atribuirse –con razón o sin ella– a un interés demagógico del precandidato de atraerse la simpatía de las bases. ¿Por qué tiene que ser un desafío a la autoridad del presidente Leonel Fernández plantear la necesidad de renovar los cuadros dirigenciales de la organización? Y si así fuera, ¿qué tiene de malo?
Los exabruptos autoritarios de su Secretario General no son extraños a la naturaleza del PLD, donde algunos de sus dinosaurios no ocultan su admiración por el déspota por antonomasia –Rafael Leónidas Trujillo Molina– de la historia dominicana, pero nunca serán suficientes para impedir que las bases impongan su voluntad, tantas veces escamoteada, cuando así lo hayan decidido, aunque tengan que esperar que sea una derrota electoral el tiempo mas propicio para hacerse justicia, como ya ocurrió en el VI Congreso Ordinario Profesor Juan Bosch, celebrado en el 2001, donde sancionaron a su dirección política prohibiéndole ocupar cargos en el gobierno.