Ruidos innecesarios.– A ningún partido político que crea tener posibilidades reales de ganar un proceso electoral se le va a ocurrir la estrategia de tratar de desacreditar al árbitro que eventualmente lo declararía ganador, pues estaría atentando contra la legitimidad de su propio triunfo. Así de simple.

Por eso es tan claro el mensaje que están enviando los dirigentes del PLD con la forma en que están exponiendo las supuestas vulnerabilidades de los equipos electrónicos que se utilizarán en las elecciones de febrero y mayo, ya que al decir que en las recientes pruebas regionales a las que fueron sometidos sus técnicos lograron hackear algunos equipos de impresión le hacen un gran daño a la confianza, siempre frágil y movediza, que debe inspirar el proceso en todos los involucrados.

Desde los ciudadanos que se levantarán tempranito a ejercer su derecho al voto, pasando por los partidos que se están jugando el acceso al poder, hasta la Junta Central Electoral (JCE), que soporta sobre sus hombros la enorme responsabilidad de organizar unas elecciones libres y transparentes, sin traumas ni contratiempos que nos permitan a todos, ganadores y perdedores, retomar al día siguiente la normalidad de nuestras vidas y sus afanes.

¿Por qué poner en riesgo todo eso con ruidos innecesarios? Las preocupaciones del PLD son legítimas, y de comprobarse las debilidades que sus técnicos aseguran haber detectado en los equipos deben ser corregidas de inmediato por el órgano electoral, para lo cual hay tiempo y la disposición de quienes dirigen la JCE de hacer las cosas bien, que es lo que verdaderamente importa en estos momentos.

Lo dije al principio y vuelvo a repetirlo, aunque de otra manera, antes de despedirme: solo a un partido que está convencido de que no va a ganar las elecciones se le ocurre tratar de destruir la confianza que debe inspirarnos el proceso, pues como mal perdedor preferiría que pierda todo el mundo, incluida la democracia dominicana.